Articulos Cristianos – Martin Luther King

EL PODER DE UN CONFLICTO SANO 


Sobre Martin Luther King

 

    «El amor es uno de los pilares de la fe cristiana. Otro pilar es la justicia, que no es más que el amor puesto por obra». Con estas palabras, Martín Luther King comenzó su primer sermón. En sus mensajes, siempre instó a su congregación a no odiar a los blancos, a pesar de las graves injusticias que sufrían los negros de mano de ellos en aquel tiempo.
¿Lo sabía usted?


-Su nombre fue Michael Luther King, pero su padre se lo cambió poco después por Martín, en memoria del reformador Martín Lutero.

-Llegó a ser la voz cristiana más importante en los movimientos de protesta social que precedieron la Segunda Guerra Mundial.

-En un periodo de siete años, escribió siete libros, cientos de artículos, viajó más de 9,6 millones de kilómetros y predicó 2.500 veces.

-Ministró en la misma congregación donde su abuelo y su padre habían pastoreado.

-Fue el primer líder que usó formas de protesta no violentas para procurar la igualdad de derechos para los negros en Estados Unidos. Organizó además un boicot del transporte público que duró 382 días.

-Fue apuñalado en una librería mientras firmaba libros. La gravedad de la herida pudo haber terminado con su vida, pero consiguió recuperarse de las hemorragias sufridas.

-A sus treinta y cinco años de edad, se convirtió en la persona más joven que hasta la fecha había recibido el Premio Nobel de la Paz. Donó la totalidad del premio a las organizaciones que luchaban por los derechos civiles.

-En 1963, la revista Time (una de las publicaciones de noticias más conocidas del mundo) lo eligió como la persona más influyente del año. Este hecho lo convirtió en una figura de renombre mundial.

-Fue asesinado por James Earl Ray el 4 de abril de 1968, mientras estaba en el balcón de un hotel de Memphis, Tennessee, participando de una protesta.

Breve reseña de su vida

«El amor es uno de los pilares de la fe cristiana. Otro pilar es la justicia, que no es más que el amor puesto por obra». Con estas palabras, Martín Luther King comenzó su primer sermón en la iglesia bautista de la avenida Dexter en Alabama, de la cual fue copastor hasta el día de su muerte. En sus mensajes, siempre instó a su congregación a no odiar a los blancos, a pesar de las graves injusticias que sufrían los negros de mano de ellos en aquel tiempo.

Luther King Jr. nació el 15 de abril de 1929. La escuela le propició su primer contacto con la segregación, perverso sistema que impedía a los negros acceder a los mismos edificios y transportes que los blancos, tomar agua de la misma fuente, usar las mismas butacas en los teatros, estudiar en las mismas escuelas y comer en los mismos restaurantes.
Por su excepcional habilidad como estudiante logró terminar sus estudios secundarios a los quince años de edad. En 1948 recibió su bachillerato en la Universidad de Morehouse, una distinguida casa de estudios para negros en Atlanta. Fue ahí cuando el llamado al pastorado se fortaleció en él.  Luego de tres años de preparación en el Seminario Teológico Crozer, en Pensylvania —cuya población estudiantil era predominantemente blanca— completó sus estudios de posgrado con un doctorado, en la Universidad de Boston, en 1956. Ahí conoció a su esposa, Coretta Scott, una joven mujer de una distinguida familia de intelectuales; con ella tuvo dos hijos y dos hijas.

En 1954 aceptó la propuesta de ser pastor de la iglesia bautista de la avenida Dexter en Montgomery, Alabama.

Luther King quedó impactado por la vida de M. Ghandi y sus protestas no violentas en India. Se formó en él una fuerte convicción de que el amor podía llegar a revolucionar la sociedad.  Por tanto, desde su congregación comenzó a trabajar intensamente para buscar reformas para los derechos de los negros.

En 1955 aceptó la propuesta de dirigir un boicot contra la discriminación de los negros en el uso de transportes públicos. Durante este tiempo, Luther King fue apedreado, su casa fue incendiada con una bomba y él mismo fue arrestado en repetidas ocasiones, pero siempre prohibió a sus seguidores responder con violencia. Aun a las personas que custodiaban su casa les prohibió que portaran armas.  La reacción violenta en su contra lo ubicó en el plano de claro líder en la lucha por los derechos civiles. «No se detengan», decía. «La fe en que nuestra protesta es correcta y Dios está con nosotros nos dará la victoria».

En 1956 la corte suprema de los Estados Unidos decretó que la segregación era inconstitucional, y declaró que los negros tenían derecho a usar los mismos transportes que los blancos.

El movimiento, encabezado por Martín Luther King, formó cientos de líderes que arriesgaron sus vidas para lograr una sociedad más justa.  A pesar de esto, muchos criticaban al joven pastor diciendo que un ministro religioso no debía inmiscuirse en asuntos relacionados más con esta vida terrenal que con la espiritual. Sin embargo, Luther King creía que esa visión era muy cerrada e ineficaz, pues según él, la lucha contra la injusticia no era más que una extensión del ministerio de la iglesia en la sociedad.

Entre 1957 y 1968 viajó intensamente para participar de un sinnúmero de protestas que mantenían en el ojo público la necesidad de tratar con dignidad a los negros. Mientras estuvo en la cárcel de Birmingham, redactó una carta que se constituyó en el manifiesto de la revolución negra y concluyó con el logro del derecho al voto para ellos.

El momento culminante de la protesta fue una reunión frente al Capitolio, en Washington D.C., a la que acudieron más de 250.000 personas. En dicho evento, Luther King predicó su más célebre mensaje, en el cual compartió «el sueño» de una América diferente a la que había conocido.

King soñaba con una nación en la que los «amos» pudieran sentarse a la misma mesa con sus esclavos y sus hijos no fueran juzgados por el color de su piel, sino por la calidad de su carácter.

La popularidad de King menguó cuando comenzó la lucha del conflicto en Vietnam y muchos —blancos y negros— se alejaron de su movimiento.  Empero, si bien reconocía los fuertes intereses políticos de la guerra, no podía callar la voz de su conciencia.

En abril de 1968 Martín Luther King se instaló en un hotel de Memphis para apoyar una huelga sanitaria. En la mañana del 4 de abril, mientras estaba parado en el balcón, James Earl Ray lo asesinó de un balazo. La nación entera lloró su muerte y el movimiento de los derechos civiles sufrió una irreversible fragmentación.

Aunque su popularidad había menguado en los últimos dos años de su vida, fue considerado una figura tan importante en la historia de la nación que, veinte años más tarde, se constituyó un día feriado en su honor.

A pesar de la magnitud de la revolución que había impulsado, Luther King declaró poco antes de su muerte: «No soy más que un pastor bautista, un predicador de la Palabra».

Principios dignos de reflexión

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El evangelio de Jesús debe contemplar al ser humano en su totalidad.
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Los sueños que se sueñan en oración, pueden llegar a ser realidad.
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Si nos comprometemos con la justicia sufriremos toda clase de conflictos.
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El amor al prójimo debe ser demostrado con hechos reales y concretos.
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Los cristianos debemos ser personas de impacto, agentes de cambio en el círculo en el cual estamos.
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Debemos formar una nueva generación de líderes para que se sumen en la tarea que estamos desarrollando.

Tomado de: desarrollocristiano.com

 

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