Articulos Cristianos – Sal y luz de la tierra

Sal y luz en la tierra


Tomado de Desarrollo Cristiano

   
por Apuntes Pastorales

«Profeta a los pobres».
Este es el título que algunos le han otorgado a William Booth, el fundador y primer general del Ejército de Salvación. Booth mismo experimentó mucha pobreza durante su niñez, y colaboró con la economía de su hogar con lo que ganaba como aprendiz de un prestamista.

¿Lo sabía usted?

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      Catherine
experimentó muchas enfermedades de niña, lo que la ayudó a desarrollar un voraz apetito por los libros. Para cuando cumplió los doce años ya había leído la Biblia de tapa a tapa.
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      William era vegetariano.
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      El matrimonio Booth tuvo ocho hijos y, después de estos, adoptaron al noveno. Siete de sus hijos se convirtieron en reconocidos predicadores de la Palabra.
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      William luchó incansablemente por erradicar de Londres la prostitución de chicas adolescentes, conocida como «la esclavitud de blancas». Consiguió más de 350.000 firmas para este fin y logró que se promulgara una ley al respecto.
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      William desarrolló la producción masiva de fósforos seguros, que reemplazaron los fósforos de la época, que provocaron una severa enfermedad entre los pobres que trabajaban en su fabricación. • William recibió un título honorífico de la Universidad de Oxford.
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      El matrimonio Booth
no recibía ningún salario del Ejército de Salvación, sino que eran sostenidos por un grupo de amigos que apoyaban su ministerio.
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      Durante su vida, William viajó más de ocho millones de kilómetros y predicó más de 60.000 sermones.
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      Catherine era una predicadora de renombre que, según la opinión de algunos, superaba las capacidades de oratoria de su marido.
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      El cortejo fúnebre de William fue acompañado por 150.000 personas, incluida la reina María de Inglaterra.

Breve reseña de sus vidas «Profeta a los pobres». Este es el título que algunos le han otorgado a William Booth, el fundador y primer general del Ejército de Salvación, una organización que existe para rescatar del sufrimiento a los pobres y oprimidos mediante programas de alivio social y espiritual. Booth mismo experimentó mucha pobreza durante su niñez, y colaboró con la economía de su hogar con lo que ganaba como aprendiz de un prestamista.
 
William se convirtió a Cristo a los quince años de edad y poco tiempo después fue testigo de las predicaciones a multitudes de James Caughey, en las que grandes cantidades de personas se convertían cada noche. Booth percibió el potencial evangelizador que una apasionada presentación de la Palabra poseía, y decidió cultivar sus propias habilidades para predicar a las multitudes. Junto a un grupo de amigos salió a las aldeas de la zona para predicar al aire libre. Acompañaban sus predicaciones con enérgicas y entusiastas canciones, lo que dio lugar, años mas tarde, a la creación de bandas musicales como parte integral del Ejército de Salvación. Aunque había sido ordenado como pastor Metodista, una serie de desilusiones lo llevó a abandonar esa denominación.
 
En 1852 conoció a Catherine y se casaron en 1855. El matrimonio representó una de las más extraordinarias sociedades ministeriales en la historia de la Iglesia. Comenzaron a viajar por Inglaterra como evangelistas itinerantes, eventualmente ubicándose en los mugrientos y apestosos barrios al este de Londres. La cruda realidad de vidas hundidas en la miseria por causa de la pobreza los enfrentaba dondequiera que fueran. William fundó una misión para trabajar con estas personas, pero los resultados no fueron los que esperaban.
 
En 1878 Booth cambió el nombre de la misión por Ejército de Salvación, con el que imitaba el concepto del Movimiento Británico de Voluntarios. Rápidamente llegaron nuevos voluntarios para ayudar con el trabajo, los cuales se sujetaban a un riguroso y disciplinado proceso de preparación. El régimen severo de formación los preparaba para enfrentar la dura realidad del ministerio entre los más pobres. Muchos de los hombres en el equipo sufrían violentos ataques por parte de la oposición.
 
Frente a esta realidad el matrimonio Booth, que ya practicaba el trabajo en equipo, rompieron con las tradiciones de otros movimientos misioneros y decidieron capacitar a mujeres para predicar en los barrios donde los hombres no podían entrar. Con este cambio el movimiento comenzó a observar un marcado impacto en los lugares en donde el sufrimiento era mayor. Para el año 1912, en el que falleció William, el Ejército de Salvación se había convertido en un ministerio establecido en cincuenta y ocho países con 15.945 oficiales trabajando en una gran diversidad de proyectos para la mejora de las condiciones sociales de los pobres. Catherine, víctima de un cáncer incurable, murió en 1890.
 
La convicción de que Dios los había llamado a ministrar entre los pobres los llevó a capacitar a esta misma gente para integrarse al trabajo del Ejército de Salvación. En los primeros años, 90% de los oficiales venían de las clases sociales bajas, pues eran las personas que lograban mejores resultados a la hora de rescatar a otros de las mismas condiciones en que habían vivido ellos. En los primeros años el trabajo del ejército se enfocaba mayormente en lograr la salvación de los perdidos. Con el pasar del tiempo, sin embargo, sus directivos comenzaron a comprender que la sociedad inglesa necesitaba de algo más para lograr una transformación completa en las zonas de mayor pobreza. Como resultado el ministerio se orientó hacia la implementación de proyectos que beneficiaban a toda la comunidad y lograban un cambio de vida permanente para los que pertenecían a ella.
 
En 1890 William p
ublicó un libro que trazaba un osado plan para la reforma social en Inglaterra, obra que fue muy bien recibida por diferentes segmentos de la sociedad y contó con el aval de la misma reina. El plan sirvió para crear centros en los que se ensañaba a los pobres diversidad de oficios que les facilitaba acceder a un mejor estilo de vida. De esta manera el Ejército de Salvación logró un impacto mucho más profundo y duradero de lo que había logrado al principio.

Principios dignos de imitación

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      La Iglesia ha sido llamada a ministrar a la persona integralmente, incluidas sus necesidades físicas y financieras.
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      Los movimientos que rompen con las tradiciones religiosas de la época se enfrentarán a duras pruebas y, en ocasiones, a una violenta oposición.
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      El establecimiento de un ministerio que cambia profundamente la vida de las personas se logra con el esfuerzo de toda una vida.
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      Un hombre y una mujer pueden formar un admirable equipo de ministerio cuando en ellos se ausenta el deseo de competir el uno contra el otro.

Apuntes Pastorales, edición octubre – diciembre de 2006/ Volumen XXIV – Número 1


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