La semana pasada tuve el gusto de dictar un curso sobre Libros del Nuevo testamento a una escuela de Misiones y repasando en las epístola pastorales me tope con la epístola de Santiago, el hermano de Jesús, quien al principio del ministerio de nuestro Señor no creyó en él, pero que finalmente terminó convertido y hasta como pastor de la Iglesia en Jerusalén.
Me sentí identificada con Santiago porque su carta es la de un pastor a sus hermanos en Cristo, y en ella él sabe expresar con delicadeza como el buen pastor trata a sus ovejas, todas las advertencias, consejos y alientos que su grey necesita; Como quisiera poder imitar si quiera un poquito a este maravilloso pastor y que ustedes, mis amados hermanos en Cristo puedan abrigar el consejo de parte de un amigo que los estima, pero todavía más: el enorme amor de Dios por ti, su hijo amado.
Comienzo este devocional con uno más uno son dos, digo esto porque el verso que he tomado como ejemplo es esto precisamente, una suma de actitudes que pueden traerte bendición o maldición y empiezo:
La prueba y la fe suman: perseverancia
« El deseo concebido más pensamientos ociosos engendra pecado
« El pecado de los pensamientos más el pecado consumado engendra muerte
« El sufrimiento y la paciencia producen firmeza
« La perseverancia más constancia dan entereza de carácter
« La entereza de carácter más fe producen esperanza
« La constancia y el servicio a Dios te dan Integridad.
Santiago no se contentó con escribir estas cosas a su Iglesia, él envió esta carta a las doce tribus de Israel, es decir a todas las Iglesias que se habían esparcido debido a la persecución, era una Iglesia sufriente, una Iglesia que necesitaba mantenerse firme en medio del azote del maligno que buscaba su extinción.
¿Acaso hoy no estamos en la misma batalla espiritual? El devorador busca que sus hijos esparcidos por diferentes congregaciones y países sean débiles de carácter, sin fruto, incapaces de dar testimonio, luces apagadas, sal sin sabor.
A todos nosotros, Santiago, nuestro amado pastor nos recuerda, suma a la fe que tienes por el Señor Jesucristo perseverancia, no te olvides de ser decidido en mantenerte de pie en la roca espiritual que es Cristo, no le des lugar a los pensamientos vanos, sigue manteniendo tu esperanza en el Padre que te salvó y busca ser íntegro en todo lo que haces, así no te faltará nada y serás de bendición.
Amado cuando tengas todo esto dejarás de ser inútil e improductivo, busca al Señor ahora en oración, él espera que de tus labios salga una frase de rendición total, una entrega sumisa a su buena voluntad.
Dios te bendiga
Martha Bardales
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