Devocional – Con Todo en Contra , Las Cosas Iran Bien

La señora pidió la palabra para presentarse y mencionó que ella pertenecía a una de las iglesias mas grandes de Miami, dio el nombre de su pastor y dijo que ella era una mujer de mucha fe. Por el tono de sus palabras, rápidamente me di cuenta de la gran cantidad de amargura que sobre ella pesaba, pero continué con la exposición del mensaje de la Palabra de Dios.
Nunca había tenido tantas interrupciones como ese día, porque la señora, de nombre Etelvina, sin pedir la palabra comenzaba a hablar y a dar su opinión, mencionando siempre, que ella era una mujer de mucha fe, sus hijos bajaban la cabeza y me vi obligado a decirle públicamente , que ya el tiempo para opinar había terminado, y que cualquier duda la podríamos aclarar al finalizar el servicio.

A partir de ese momento, Etelvina guardó silencio y sus hijos se dirigían la mirada unos a los otros.

El ambiente estaba tenso, pero poco a poco recuperé el control del servicio. Al finalizar, Etelvina se me acercó y me dijo:

-mire “pastorcito”, quería invitarlo a que venga el miércoles a orar por mi familia a mi casa
yo sentí que las orejas se me pusieron calientes, y le dije:
-Señora, yo soy un pastor, no un
“pastorcito”, y si ud. desea invitarme a su casa, debe llamarme Pastor, a lo que ella respondió:
-está bien
“pastorcito”.

En ese momento, mis orejas volvieron a su temperatura normal, no pude evitar sonreír, abracé a Etelvina, ella recibió mi abrazo, lágrimas brotaron de sus ojos, y me dijo:
-te espero el miércoles hijito.

Llego el día miércoles, me presenté puntual en casa de Etelvina, pude ver una mesa completa llena de medicamentos diversos, cuando le saludé, extendí mi mano derecha, ella me dio la de ella y sentí todos sus dedos encogidos, ella notó mi sorpresa y me dijo que tenía artritis, y que su esposo la abandonó. Luego me presentó a sus hijos, con la respectiva descripción de la vida de ellos:

Zulema, con tres hijos, madre soltera, está de visita en su casa, le dejó los hijos a Etelvina, porque está acompañada con un nuevo marido.
Gerardo, vive con su madre Etelvina, no trabaja, porque está declarado con incapacidad, debido a serios problemas en sus nervios.

Manolo, Vive y trabaja en Orlando Florida.
Luego me dijo que tiene otro hijo, de nombre Dany, el cual se ha ido de la casa.
Antes de comenzar el servicio de oración, Etelvina me comentó, que ella pertenece desde hace muchos años a su congregación, pero que no tenía confianza de pedirle a su pastor para que la visitara en su casa, pero que tampoco yo pensara que ella se pasaría para mi congregación, ante lo cual, le expresé que ese no era mi objetivo al visitarla, porque todo ministro va a donde lo invitan, y que lo importante es ministrar en el nombre de Dios.

Posteriormente a la presentación de la familia, leímos la Biblia y oramos por las diversas peticiones. Me marché no con alegría ante tal ambiente. El día siguiente a las doce de la noche, recibí una llamada telefónica , era Zulema solo, llevé a otro hermano en la fe, para hacerme compañía, llegué al estacionamiento, estaba afuera, me pidió que la llevara al hospital, porque su hermano , me pidió que pasara urgentemente por la casa de su madre, pero que no entrara, ella estaría esperándome afuera. Como medida de precaución, no fuiZulemaDany estaba ingresado.
Cuando llegamos al hospital, antes de ingresar, Zulema me llamo aparte y me dijo:
-quiero decirle que Dany es homosexual y tiene sida.

Al ingresar a la sala en donde estaba Dany, allí había otro homosexual acompañan dolo, y me dijo que el amaba mucho a Dany. Conversamos como una hora, les expuse el plan de salvación, celebramos un pequeño servicio con mucho cuidado para no escandalizar a nadie, y al finalizar, Dany y su amigo recibieron a Cristo en su corazón.

A las dos de la madrugada regresamos, dejamos a Zulema en su casa y proseguimos el camino.
En toda la semana no podía olvidar los dedos de Etelvina, encogidos por la artritis, la amargura de su alma, y el sufrimiento en general que sobre su familia pesaba mientras sus dedos se encogían cada vez más y más por todo el dolor de su alma.

Posteriormente les visité como un pastor amigo, Etelvina estaba muy amable, mas suave y no se veía la amargura, sabiendo que la Palabra de Dios no regresa vacía, que aun cuando las aguas de angustias y desesperación invadan nuestras almas, aun hay esperanza en Cristo Jesús.
Etelvina fue sanada de su enfermedad y recibió una fortaleza del cielo para enfrentar la vida y ministrar a sus hijos.

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