Si tienes miedo: ORA

Si tienes miedo: ORA

si tienes miedo ora

 

Oraciones para combatir el miedo:

Padre mío tú dices que los cobardes, los incrédulos, los abominables, los asesinos, los que cometen inmoralidades sexuales, los que practican artes mágicas, los idólatras y todos los mentirosos recibirán como herencia el lago de fuego y azufre, esto es la segunda muerte. Padre yo no quiero ser más una cobarde, no quiero ser contada entre los que practican estas inmoralidades, ayúdame a ser valiente y a confiar en ti. Amén.
Apocalipsis 21:8

Padre, quisiera hablarte sin temor, pero siento que no puedo, me siento harto de esta vida, quiero dar rienda suelta a mi queja, quiero desahogar la amargura de mi alma: por favor no me condenes. Me queda el miedo de tanto sufrimiento pues bien se que no me consideran inocente, pero fuiste tú quien me dio la vida y tus cuidados me infunden aliento, aparta de mi alma este terror que me consume, dame esperanza y valor para seguir confiando que tu estás a mi lado y no volveré a sentir miedo Señor. Amén. Job 9:223-35.Padre hoy me estas enseñando

que tuve miedo porque no entendía que mi alma estaba aprisionada por el pecado de la inseguridad, ahora invoco tu Nombre, ahora me dices que no hay nada por qué temer, tú has dispersado a quienes me atacaban, tu los harás retroceder avergonzados, yo sé que no me rechazas Padre, tú jamás me has mirado con desdén, Padre resiste al demonio de la inseguridad que me dominó por mucho tiempo, ahora soy libre por tu amor. Amén.
Salmo 53: 5-8

Escucha oh Dios mi oración, no pases por alto mi súplica. ¡Óyeme y respóndeme, porque mis angustias me perturban! Me aterran las amenazas del enemigo y la opresión de los impíos, pues me causan sufrimiento y en su enojo me insultan. Temblando estoy de miedo, sobrecogido estoy de terror. ¡Como quisiera tener las alas de una paloma y volar hasta encontrar reposo! Gracias Padre porque puedo encomendarte mis afanes y temores, sé que tú me sostendrás, no permitirás que caiga y quede abatido para siempre. Yo por mi parte en ti confío Amén Señor.
Salmo 55.
Mi Señor han tendido una red en mi camino y mi ánimo ha quedado por los suelos, han cavado una fosa para que yo caiga, pero ellos mismos cayeron en ella. Me encuentro en medio de leones, rodeado de gente rapaz. Sus dientes son lanzas y flechas, su lengua una espada afilada. Pero tú oh Dios, estás sobre los cielos, ¡Tu gloria cubre toda la tierra. Firme está oh Dios mi corazón; firme está mi corazón. Voy a cantarte salmos. ¡Despierta alma mía, Despierten lira y arpa, pues tu amor es tan grande que llega a los cielos! Ya no tendré miedo Padre, te cantaré salmos y descansaré confiado en tu poder. Amén. Salmo 57

Desde mi angustia clamé al Señor, y él respondió dándome libertad. El Señor está conmigo, y no tengo miedo; ¿Qué me puede hacer un simple mortal? El Señor está conmigo, él es mi ayuda; Es mejor refugiarse en el Señor que confiar en el hombre, Es mejor refugiarse en el Señor que fiarse de los poderosos. Gritos de júbilo y victoria resuenan en las casas de los justos; ¡la diestra del Señor realiza proezas! No he de morir he de vivir para proclamar las maravillas del Señor. Gracias Padre has disipado mi temor. Amén
Salmo 118

Dios mío, fortalece mis manos débiles, afirma mis rodillas temblorosas; tú has dicho: «Digan a los de corazón temeroso: sean fuertes, no tengan miedo», tú vendrás con retribución divina, vendrás a salvarnos. Se abrirán entonces los ojos de los ciegos y se destaparán los oídos de los sordos; saltará el cojo como un ciervo, y gritará de la alegría la lengua del mudo porque aguas brotarán en el desierto y torrentes en el sequedal. La arena ardiente se convertirá en estanque, la tierra sedienta en manantiales burbujeantes. Habrá allí una calzada que será llamada Camino de Santidad. No habrá allí ningún león, ni bestia feroz que por él pase; ¡Allí no se les encontrará! ¡Por allí pasarán solamente los redimidos! Y Volverán los rescatados por el Señor, y entrarán con cantos de alegría, coronados de una alegría eterna, Los alcanzarán la alegría y el regocijo y se alejarán la tristeza, el miedo y el gemido. Isaías 35.

Esta es la promesa que me has regalado, por eso hoy te entrego mis turbaciones Padre bueno, límpiame de toda raíz de desconfianza, me estas sacando la venda de los ojos, ahora estoy escuchando tu voz, has destapado mis oídos, has sanado mis pies paralizados, no hay gigantes que me amenazan, tú eres más grande y Poderoso, gracias por redimirme mi Señor, te alabaré con todo mi corazón. De mis labios brota ahora un cántico de valentía y fe, ya no tengo miedo, gracias mi Rey.
Amén.
Martha Bardales

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