Articulos Cristianos – Rechazo

Rechazo


¿Quien no ha sentido rechazo alguna vez? Todo ser humano en algún momento de su vida, ha experimentado lo que es el rechazo. De parte de sus padres, de los hijos, hermanos, esposo, amistades, en la escuela, trabajo, en la congregación, en donde viven. El hijo que es abandonado por sus padres, los padres en un hogar de ancianos, los hermanos que prefieren estar con sus amistades, el esposo que es infiel, el supuesto “amigo” que busca un nuevo amigo. De diferentes maneras lo hemos experimentado. Esto conlleva como resultado a diferentes emociones en la vida de las personas, sentimientos de baja autoestima, depresión.

Nuestro Señor también sintió el rechazo. Cuando todos sus discípulos lo dejaron solo y el tuvo que enfrentar la muerte, sin que ninguna de las personas que compartió con el durante tres años, estuviera cerca. El dolor de ver como sus mas íntimos amigos le daban la espalda. En ocasiones son las personas que conocemos y que están mas cerca de nosotros las que nos rechazan. En el primer error que se comete, lamentablemente viene el rechazo. Muchas veces no se da una segunda oportunidad, ya que las personas que rechazan piensan, que nunca van a pasar por una situación semejante o parecida.

Es lamentable como se juzga. Las personas que juzgan, piensa que nunca van a pasar por algo así. Tenemos que darnos cuenta que en cualquier momento de nuestra vida, por determinadas circunstancias, cabe la posibilidad de que pasemos por lo mismo en lo cual juzgamos a nuestro prójimo. Recuerdo un viejo proverbio, que mi madre en ocasiones me decía. “Habla hoy y muérete mañana.” A lo que mi sabia madre se refería era, que cuando hablamos de otra persona y la juzgamos, tendemos a cometer los mismos errores que la persona cometió en el pasado, o peor aun, nuestros hijos pueden llegar a cometer lo que nosotros como personas muchas veces condenamos.

Hermanos no nos equivoquemos, démosle gracias a Dios por su misericordia y su gracia para con nosotros, pero tengamos mucho cuidado como tratamos a nuestro hermano caído. Si el hermano desea ser restaurado, por favor no le demos la espalda, no lo dejemos solos ya que crecerá el sentimiento de rechazo y va a ser bien difícil para la persona. Aprendamos a ser compasivos así como Cristo ha sido con nosotros.

Cuando la compasión se convierte en parte de nuestra vida, estamos cumpliendo con uno de los mandamientos que el Señor nos dejo. “Amaras a tu prójimo como a ti mismo”. Cuando cumples con este mandamiento, estas diciéndole al mundo, amo a mi prójimo no importando lo que haya hecho, y no lo rechazo, al contrario trato de restaurarlo, para que el vuelva al camino, porque yo también o algún familiar, puede pasar por la misma situación. Jesús hablo sobre esta mandamiento porque el vivió en nuestro mundo y podía saber lo que nosotros como humanos podemos pasar. El supo tener compasión por la humanidad. El no vino a condenar y a juzgar al ser humano, el vino a salvar, a sanar, a libertar y restaurar, y nosotros deberíamos aprender del hermoso ejemplo que nos dejo.

“Tu que has sido rechazada, di mi vida por ti para que sepas que nunca mas estarás sola. Yo soy tu Dios y si me aceptas, viviré contigo por toda una eternidad. Yo jamás te rechazare. Si vienes a mi, te amare como nunca nadie te haya amado.” Con todo mi amor, JESÚS.

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