Devocionales Semanales – Una ventana entre abierta a mi Intimidad

Devocionales Semanales – Una ventana entre abierta a mi Intimidad


Me pregunto, ¿que debo hacer?, las presiones de la vida llegan sin que nada lo pueda evitar, miro a mi entorno, y no veo a nadie Miro a mis padres espirituales y caigo en la cuenta que soy como un huérfano, Pero el dolor sigue, me duele y de pronto veo una puerta, es la puerta del recuerdo .

Casi en forma desesperada corro y la abro, una ráfaga de un fresco viento me llena de un sentimiento dulce, allí los veo a todos, si, todos estamos juntos , todos somos jóvenes y todos soñamos con un futuro, allí están nuestros lideres , nuestros hombres a imitar, hombres que con solo un susurro nos llenaban el alma de paz y seguridad, camino un poco mas por el pasillo del recuerdo y … uf que sorpresa allí estoy yo… si , si, soy yo, me veo tan joven , tan lleno de sueños y proyectos, que hermoso se ve mi rostro con esa sonrisa, y … vencido por la curiosidad me asomo a mi viejo escritorio y allí están , si son mis porta retratos, todos mis héroes están allí …

Escucho pasos, y una voz, la siempre vigente voz del tiempo que me ordena volver… y sin querer mis torpes pies tropezaron con mi escritorio y al salir del cuarto de los recuerdos note que mis cuadros caen y se rompen,

Vuelvo al lugar donde el ruido de mi corazón me recuerda que estoy vivo, pero ya nada es igual, muchos ya no están juntos, otros tienen nuevas familias, otros ya no puedo decir que me conocen y a otros habría querido no conocer nunca…

Que extraña es la vida, cuantas veces uno debe morir hasta aprender a valorarla,

Lo cierto es que hoy estoy aquí, y debo decir que no son días muy soleados,

De pronto en medio de tanto dolor inexplicable, todo mi interior cambia bruscamente de vestuario, es domingo y debo alimentar a mis pequeños, mis dedos de pronto se vuelven firmes y mis brazos fuertes. Es que de seguro tendré que pelear algunas batallas antes de poder disfrutar de la mesa junto a mis hijos, seguro que:

Sea un oso o sea un león,

Tendré que trabarme en lucha para librar algún cordero,

En fin, sentado en mi cómodo sillón en mi modesta oficina, seco mis lágrimas, y me dispongo a salir, abro el cajón de la izquierda y dejo allí unas cien preguntas…mientras

El valido de unas pocas ovejitas me recuerdan que es hora de llevarles su alimento.

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