Bienaventurado El Varón (Parte III)

Bienaventurado El Varón (Parte III) 

El «varón bienaventurado«, cuyo «árbol (ha sido) plantado junto a corrientes de aguas» tiene su recompensa aquí en la tierra porque sus raíces están ligadas intrínsecamente a Jesús el «manantial de agua viva» (Jeremías 17:3), del cual su corazón sediento de agradar a Dios recibe los «ríos del perdón, los ríos de la promesa, y los ríos de su compañerismo» (Spurgeon) 

Entonces, el hijo de Dios comienza a «dar fruto a su tiempo y su hoja no cae»(vs.3). Su vida encuentra la verdadera razón por la cual Dios le permitió  nacer y posteriormente hacerlo partícipe de Su reino. Un «varón bienaventurado, feliz y dichoso» de ser llamado hijo de Dios no permitirá que Satanás lo mantenga ahogado en el desierto de la comodidad, el desánimo, la procrastinación, la queja, la murmuración, etc.; por el contrario al permanecer «plantado junto a corrientes de aguas», «de su interior correrán ríos de agua viva» (Juan 7:38)  

Jesús advirtió a sus discípulos y a sus profesos seguidores de todas las generaciones posteriores: “separados de mí, nada podéis hacer” (Juan 15:5), pero también prometió “el que permanece en mí, y yo en él, este lleva mucho fruto” 

En otras palabras, el Cristiano experimenta el “fruto del Espíritu” (Gálatas 5:22) en toda su plenitud y como consecuencia “su hoja no cae”.  

La condición de la “hoja” que brota del “árbol” del “varón bienaventurado”, que es el carácter de su vida espiritual; no está sujeta a los cambios de las estaciones del año o a los efectos climáticos. 

Pablo preguntó: “¿Quién nos separará del amor de Cristo?” (Romanos 8:35) El apóstol responde: “Estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro” (vs.38,39) 

¿Quién podrá separar nuestro “árbol” del “manantial de agua viva”? ¡Nada, ni nadie! La razón es que todos los árboles del Señor son de hoja perenne (D.L.Moody) y ningún invierno puede destruir su verdor. (Spurgeon) 

El resultado final no nos puede extrañar: ”TODO LO QUE HACE PROSPERARA”. (vs.3) 

El salmista nos trae a la memoria una promesa que Dios había dado a Moisés: “Guardaréis, pues, las palabras de este pacto, y las pondréis por obra, para que prosperéis en todo lo que hicieres” (Deuteronomio 29:9)  

De la misma manera, Juan anhelaba para el amado Gayo que fuera “prosperado en todas las cosas…” A medida prosperaba su alma (3 Juan 2) 

Jesús nunca prometió a sus discípulos que sus cuentas bancarias estarían llenas de oro y plata, tampoco que vivirían en lujosas mansiones o que se moverían de un lugar a otro en jets privados, etc. Jesús garantizó a sus discípulos que Su Padre proveería para todas sus necesidades personales si “buscaban primeramente el reino de Dios y su justicia”

La “prosperidad” que Dios otorga al “varón bienaventurado” no se mide en la suma de bienes y riquezas que posee sino en la integridad de su carácter y de su alma. 

Thomas Watson escribió que el Salmo 1 muy bien podría haber sido llamado el “Salmo de los Salmos” porque su contenido es un extracto específico de lo que Dios requiere de parte de un “varón” que sinceramente desea recibir la plenitud de las bendiciones del cielo y así poder llamarse sin dudar un “bienaventurado” en su vida aquí en la tierra. 

¿Deseas tú también ser un “varón bienaventurado, dichoso feliz”? 

¡No debes andar en consejo de malos…no debes detenerte en el camino de los pecadores…ni debes sentarte junto a los burladores! 

¡Deléitate en los mandamientos de Dios y medita en Su Palabra de día y de noche! 

¿Qué es lo que ocurrirá en tu vida? 

¡Dará fruto en su tiempo…su hoja no caerá…todo lo que hagas prosperará! 

Y estoy seguro que nuestro Padre le dirá a Su Hijo Jesús: 

“__________________es un “VARON BIENAVENTURADO” 

Gracia y Paz

Sergio A. Perelli Amigo de Jesús

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