¡Ninguna Condenación! en Cristo

Ahora, pues,ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús.Romanos 8:1.

 

¡Ninguna Condenación! (Leer Romanos 8:1)

¡Qué declaración tan admirable! Una maravillosa paz sucede a los tormentos del capítulo 7 de Romanos. Ahora nada hay que condenar para cuantos están en Cristo Jesús. Si me miro a mí en la carne, exclamo: «¡Miserable hombre de mí!» (Romanos 7:24). Si veo lo que soy en Cristo Jesús, aprendo con asombro que ¡ya no hay «ninguna condenación»! Estoy muerto a todo lo que soy como hijo de Adán: muerto al pecado, muerto a la ley, pero vivo para Dios en Cristo Jesús.

Por lo tanto, estar en Cristo Jesús y pertenecer a Aquel que fue resucitado de entre los muertos, no sólo es «a fin de que llevemos fruto para Dios» (Romanos 7:4), sino que significa que «ahora ya no hay ninguna condenación». ¿Podemos comprender esto? ¿Hay alguna condenación posible para Cristo que resucitó y que ahora está en la gloria de Diosí ¡No! Entonces, si estamos en Él, ¿cómo puede haber alguna condenación para nosotrosí

Quisiéramos dar énfasis a este versículo, ya que muestra el fundamento mismo de la redención. El alma nunca podrá experimentar el rescate verdadero del poder del pecado sin que primero conozca el favor absoluto de Dios en Cristo. ¡Qué maravilloso! Como muertos con Cristo y resucitados con Él de entre los muertos, estamos ante Dios gozando de favor absoluto, ¡sin condenación! ¡Qué paz tan perfecta! No hay nada que perturbe y nada que condene; y Dios es quien pronuncia la palabra: «Ninguna condenación».

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