Motivos para agradecer a Dios – Estudios de la Biblia

Pudiéramos pensar que a lo mejor un gran acontecimiento favorable en nuestras vidas pudiera ser como para dar gracias a Dios:

 

-Haber conseguido un empleo.

-Obtener un aumento de sueldo.

-La venida al mundo de un nuevo miembro de la familia.

-El salir avante de una difícil prueba escolar.

-Haber conseguido salir con la chica más bonita de la escuela.

-Haber ganado un partido de futbol.

 

Y debe haber más.

Pero ¿se circunscribe sólo a las «grandes» ocasiones el motivo para dar gracias a nuestro Padre en los cielos por lo mucho que nos da?

 

Estamos siendo agradecidos con Aquel que nos ha dado todo sin merecerlo y que por si fuera poco dio la vida de Su único Hijo para nuestra redención?

 

La Biblia, la Palabra de Dios, el «Manual del Fabricante», como le llaman algunos, nos muestra varios motivos por los cuales estar agradecidos con Dios.

 

Deuteronomio 6:10-12, dice, por ejemplo: «10Cuando Jehová tu Dios te haya introducido en la tierra que juró a tus padres Abraham, Isaac y Jacob que te daría, en ciudades grandes y buenas que tú no edificaste, 11y casas llenas de todo bien, que tú no llenaste, y cisternas cavadas que tú no cavaste, viñas y olivares que no plantaste, y luego que comas y te sacies, 12cuídate de no olvidarte de Jehová, que te sacó de la tierra de Egipto, de casa de servidumbre».

 

 No sé a ti, pero ¿no acaso has rogado a Dios por conseguir un lugar donde vivir? 

 

¿Y acaso no te ha pasado que una vez que has obtenido algo no has dado las graciasí Si este no es tu caso, te felicito, has hecho bien, pero sé que debe haber quienes no lo han hecho.  

 

 Esta cita bíblica puede que sirva como un recordatorio de que es Dios quien consigue los beneficios que nosotros gozamos.

 

El Salmo 35:18 nos enseña que la manifestación pública de nuestra fe es muestra de lo agradecidos que estamos con el Señor:

«18Te confesaré en grande congregación; Te alabaré entre numeroso pueblo».

Volviendo al tema de los alimentos que nos dan fuerza para la jornada diaria, leemos lo siguiente en Juan 6:11:

«11Y tomó Jesús aquellos panes, y habiendo dado gracias, los repartió entre los discípulos, y los discípulos entre los que estaban recostados; asimismo de los peces, cuanto querían». Es Jesús quien nos pone el ejemplo de agradecer por los alimentos.

 

Por la bondad y misericordia de Jehová Dios (Salmo 106:1):

«1Aleluya. Alabad a Jehová, porque él es bueno; Porque para siempre es su misericordia».

Por la Biblia, pues nos la ha dado para que sepamos lo que quiere Dios de nosotros ((1 Ts. 2:13):

«13Por lo cual también nosotros sin cesar damos gracias a Dios, de que cuando recibisteis la palabra de Dios que oísteis de nosotros, la recibisteis no como palabra de hombres, sino según es en verdad, la palabra de Dios, la cual actúa en vosotros los creyentes».

 

Porque quienes nos sabemos salvos a través de Cristo, tenemos certeza de la resurrección (1 Co. 15:54-57):

«54Y cuando esto corruptible se haya vestido de incorrupción, y esto mortal se haya vestido de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra que está escrita: Sorbida es la muerte en victoria. 55¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? ¿Dónde, oh sepulcro, tu victoria? 56ya que el aguijón de la muerte es el pecado, y el poder del pecado, la ley. 57Mas gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo».

 

Por el regalo de Cristo (Ro. 7:23-25):

«23pero veo otra ley en mis miembros, que se rebela contra la ley de mi mente, y que me lleva cautivo a la ley del pecado que está en mis miembros. 24¡Miserable de mí! ¿quién me librará de este cuerpo de muerte? 25Gracias doy a Dios, por Jesucristo Señor nuestro. Así que, yo mismo con la mente sirvo a la ley de Dios, mas con la carne a la ley del pecado».

Por ser señalados para el ministerio (los que hemos tenido tal privilegio y tal honor, 1 Ti. 1:12):

«12Doy gracias al que me fortaleció, a Cristo Jesús nuestro Señor, porque me tuvo por fiel, poniéndome en el ministerio».

Por los recursos para suplir las necesidades del cuerpo (Ro. 14:6-7):

«6El que hace caso del día, lo hace para el Señor; y el que no hace caso del día, para el Señor no lo hace. El que come, para el Señor come, porque da gracias a Dios; y el que no come, para el Señor no come, y da gracias a Dios. 7Porque ninguno de nosotros vive para sí, y ninguno muere para sí».

 

Y muy especialmente lo que aparece a continuación y que proviene de Efesios 5:20:

«20dando siempre gracias por todo al Dios y Padre, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo». Así, que debemos dar siempre gracias a Dios por lo que acontece en nuestra vida, porque aunque a veces no entendamos Sus designios, sabemos que tenemos un Dios justo que no actúa en nuestra contra sino que lo hace conforme a lo que quiere de nosotros.

 

Puede que haya períodos de pruebas en los que nos sintamos abatidos, decepcionados, abandonados de la mano de Dios, pero aun en los malos momentos, si somos objetivos, si somos justos, debemos reconocer que Dios nos da todo y aun más de lo que realmente merecemos.

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