¡Gracias a Dios por su don inefable!- 2 Corintios 9:15

 

¡Gracias a Dios por su don inefable!- 2 Corintios 9:15


La mordedura de una serpiente (2) – El Devocional Hablado  

 

Ayer usted leyó la historia de un chico que murió en los brazos de su padre mientras era llevado al hospital después de haber sido mordido por una serpiente.

Trate de imaginarse los sentimientos del padre teniendo a su hijo en brazos y viéndolo dar el último suspiro, sin poder hacer nada. Por más que intentamos experimentar los sentimientos de ese hombre, no podemos sentir lo que él sentía si nunca nos ha ocurrido algo así.

Sin embargo, Dios comprende los sentimientos de este padre, porque dio a Jesús, su Hijo unigénito, para que muriera en la cruz del Calvario, cargando así con todos nuestros pecados. A causa de su justicia y santidad, Dios tuvo que desamparar a su Hijo, hecho pecado por nosotros. Por eso Jesús exclamó: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?” (Marcos 15:34).

¡Qué debió haber sido para el Padre ver a su amado Hijo en la cruz! Anteriormente, varias veces el cielo se había abierto y la voz del Padre había proclamado su contentamiento al ver a ese Hombre, su Hijo, el Señor Jesús, quien lo había glorificado en todo. Aun cuando vivía en la tierra, estaba “en el seno del Padre” (Juan 1:18). ¡Qué íntima comunión! Al pensar en esto podemos sacar como conclusión que si hubiese habido otra manera de efectuar nuestra salvación, Dios la habría empleado. Si hubiese habido otro medio, Dios el Padre, ¿habría dado a su Hijo? ¡Por supuesto que no!

Que estos pensamientos penetren en lo profundo de nuestros corazones y nos hagan exclamar: “¡Gracias a Dios por su don inefable!”

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