La peor catástrofe – el Devocional Diario

     

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    En el día de mi angustia te llamaré, porque tú me respondes.
    Salmo 86:7.


    La peor catástrofe – el Devocional Diario


    Cierta vez, en un colegio de una gran ciudad de Inglaterra se les pidió a los alumnos de la clase de religión que escribieran en una hoja cuál sería el más grave suceso que se imaginaban que podría acontecerles. Algunos pensaron en una guerra atómica, otros en una enfermedad incurable. Sin embargo, una respuesta muy especial e inhabitual rezaba: «Lo peor sería si todas las oraciones sólo fueran un monólogo». De hecho, ¡un cielo vacío sería la peor catástrofe! Aquí estaríamos solos con todos nuestros problemas y preguntas. Y al final sólo habría desesperación.

    Pero el creyente sabe que Dios es real y que él escucha las oraciones. Esto no le evita todas las dificultades, ¡por supuesto que no!, pero por más grandes que sean, Dios no lo abandonará. Él oye el llamado de sus hijos, los alienta, les ayuda, los acompaña en las situaciones difíciles y dirige sus miradas hacia un glorioso porvenir eterno.

    Esto no es un hermoso sueño. Es la realidad. Miles de creyentes lo experimentan diariamente e innumerables son los que ya lo han vivido. Uno de éstos es David, el compositor del salmo citado en el encabezamiento, quien además dice: «Ninguno hay como tú… Porque tú eres grande, y hacedor de maravillas; sólo tú eres Dios… tu misericordia es grande para conmigo, y has librado mi alma… Mas tú, Señor, Dios misericordioso y clemente, lento para la ira, y grande en misericordia y verdad… me ayudaste y me consolaste» (Salmo 86).

    ¡Bienaventurado todo aquel que puede llamar a Dios su Padre y hablarle como tal!

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