Devocional – Haciendo… ¿Para Quién?

«Y todo lo que hacéis, sea de palabra o de hecho, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él» (Colosenses 3:17).

Sophie, la limpiadora, era una cristiana.  Uno de los caballeros, en el grande edificio donde ella trabajaba, le dijo: «Sophie, me dijeron, es cristiana».  «Sí, señor, yo soy una hija del Rey,» ha sido su respuesta inmediata.  «¡OH!  Entonces debe ser una princesa, ya que Dios es su Rey».  «ciertamente lo soy».  «Bien, si Dios es su Padre, y usted es una princesa y una hija del Rey, ¿no cree que es una humillación estar aquí en Nueva York, estregando el suelo de dieses pasillosí» Sin sentirse amedrentada, Sophie contestó: «no existe ninguna humillación.  Yo no estoy estregando estos pasillos para mi jefe, Sr.  Brown.  ¡Yo estoy limpiándolos para Jesus Cristo, mi Salvador!»

¿Cuál ha sido la grande motivación de nuestras vidasí  Cuando iniciamos una actividad cualquiera, ¿que buscamos al frente?  ¿Buscamos exclusivamente una recompensa — salario, retribución, aplausos, ventajas futuras — o nuestro corazón tiene propósitos más noblesí  Es claro que trabajamos para sostener nuestras necesidades personales y también las de nuestra casa, que al recibir una sonrisa, un aprieto de mano o mismo una retribución generosa, nos pondremos muy felices, pero no puede ser apenas eso que nos mueva a hacer alguna cosa.  La certeza de la felicidad en todos esos casos acontece cuando hacemos todo como para el Señor.

Cuando nuestro trabajo es colocado en el altar de Dios, los días pasan más rápido, nuestros labios entonan canciones de alabanza, nada saca nuestra paz y las bendiciones de los cielos nos revisten a cada momento del día.  Nuestro trabajo profesional es dedicado a Cristo, nuestra mano extendida a un amigo necesitado es dedicada a Cristo, nuestra sonrisa al hermano desconsolado es dedicado a Cristo, nuestras palabras son dedicadas a Cristo. Todos son benditos y nosotros somos aún más contempletos con la gracia maravillosa de nuestro Señor y Salvador.

¿Qué ha hecho usted ?  ¿Y para quién?