La Fe y Obediencia

FE Y OBEDIENCIA

En este proceso de la vida cristiana de andar en cristo, se requiere manejar la problemática del exceso de información al cual nos vemos sometidos todos los días.

Cientos, por no decir miles, de mensajes diarios. Programas de radio, televisión, Internet, sermones, etc. ¿Qué hacer al respecto?

Existe lo que se ha llamado el costo de oportunidad. Es decir, al decidirse por cierto tipo de información, necesariamente, estamos desechando el resto.

La mente humana tiene una capacidad limitada. Incluso, escuchamos un sermón que nos parece muy adecuado, pero resulta que  a las cuarenta y ocho horas, si acaso recordamos un 10% del mismo.

Al hacer memoria de todos los mensajes escuchados y leídos, al igual que cualquier otro conocimiento que se adquiere en centros de enseñanza formales, incluyendo los universitarios, nos damos cuenta que es muy poco lo que realmente nos ha quedado. Habría que volver a repasar apuntes y  notas, para poder recordar tanta información. Esto nos tomaría una gran cantidad de tiempo, durante el cual estaríamos perdiendo la nueva información que va surgiendo.

A lo anterior debe agregarse la problemática existente con las diferentes interpretaciones de  distintos pasajes bíblicos, lo cual nos produce otro tipo de inquietud.

Así las cosas,  el asunto del evangelio se convierte en un aprendizaje muy complicado: seminarios, vigilias, enseñanzas sobre cómo orar, enseñanzas sobre guerra espiritual, enseñanzas para prosperar, enseñanzas sobre cómo alabar, enseñanzas para salir de la pobreza, enseñanzas para ser sanado, etc. Se hace casi imposible poder adquirir tantísimo conocimiento y tenerlo presente para poder ponerlo en práctica. Porque si esa enseñanza no es práctica, de nada vale. Incluso tengo un libro que se titula ¡No da resultado hermano John! , en el cual se analizan 25 razones por las cuales las ventanas de los cielos permanecen cerradas, a pesar de que se esté diezmando regularmente.

No es necesario insistir más en este tema, porque es una realidad que todos ustedes viven día tras día.

Yo he encontrado al leer y escudriñar las Sagradas Escrituras, que el asunto realmente no es tan complicado.

Desde el punto de vista bíblico se presentan dos elementos fundamentales: FE Y OBEDIENCIA.

1.     Fe

Sin fe es imposible agradar a Dios.

La salvación es por fe. Fe en Nuestro Señor Jesucristo. La salvación por obras no es posible.

Fe para creerle a Dios. Fe para creer en todas sus promesas. Fe para creer que esa Palabra de Dios se ha cumplido y se cumplirá al pie de la letra. Fe para recibir bendición.

2.     Obediencia.

La obediencia es el otro elemento fundamental expuesto  a través de toda la Biblia.

Sin obediencia estamos fuera de la cobertura de Dios. Sin obediencia Dios esconde su rostro de nosotros. Sin obediencia estamos expuestos a la muerte y a la maldición. Sin obediencia no podemos reclamar las promesas de Dios. Sin obediencia nos irá mal. Sin obediencia es imposible tener prosperidad. Sin obediencia no hay bendición. Sin obediencia no hay salud.

En otras palabras, todo lo malo y todo lo bueno que  usted pueda pensar, será consecuencia irremediable de la desobediencia o de la obediencia.

En realidad, no tiene mucho sentido tratar de extraer versículos que muestren la bendición de obedecer o la maldición de desobedecer. Toda la Biblia está llena de este par de conceptos. Página tras página se nos exhorta a obedecer los mandatos y decretos de Dios, y página tras página se nos advierte, de inmediato, los efectos tanto de la obediencia como de la desobediencia.

Toda maldición es producto de la desobediencia y toda bendición es producto de la obediencia.

Así las cosas, me parece que toda nuestra energía y esfuerzo deben centrarse en escudriñar y estudiar la Palabra de Dios con toda determinación, porque por este medio es que se incrementa la fe,  y además adquiriremos el conocimiento requerido sobre los decretos y mandamientos de Dios, para que con toda nuestra alma, mente, fuerzas y corazón obedecer a Dios. Si me amáis, guardad mis mandamientos, dijo Jesús.

Por lo tanto, no debemos engañarnos pretendiendo que nos vaya bien sin obedecer, aplicando una serie de principios, casi mágicos, que se predican en algunos medios: Dar una ofrenda para obtener sanidad. Dar una ofrenda para salir de deudas aunque usted siga gastando más de lo que gana. Dar una ofrenda para arreglar problemas matrimoniales, aunque ninguno de los cónyuges haga algo por mejorar, etc. Me parece que pasar mucho tiempo orando, y continuamos en pecado, de nada servirá. Dios habrá escondido su rostro de nosotros y el cielo estará cerrado.

Perseguir la bendición dando ofrendas, pidiendo a los demás que  oren por nosotros, asistiendo a cultos  y seminarios, cantando y alabando, etc, no producirá ningún buen resultado si andamos en desobediencia. Lo extraño es que esto no se predique de esta manera. Posiblemente sea porque se conoce, que todos queremos ser bendecidos sin pagar el precio respectivo. Queremos ser bendecidos en medio del pecado. Lamentablemente, así no es como funciona.

En consecuencia, como dije al principio, el asunto puede ser menos complicado de lo que parece. Empleemos toda  nuestra energía y esfuerzo en estudiar y obedecer la Palabra de Dios todos los días desde que nos levantamos hasta que nos acostamos. Buscad primeramente el reino de Dios y su justicia y todas las demás cosas vendrán por añadidura. No se requiere aprender una estrategia especial, para cada tipo de bendición.

Que  Dios los bendiga.

3 COMENTARIOS

  1. EXCELENTE ARTICULO, GRACIAS POR COMPARTIRLO. QUE EL SEÑOR PERMITA QUE SEA DE BENDICION PARA LOS LECTORES DE DEVOCIONALES.

  2. EXCELENTE TOTALMENTE DE ACUERDO. Y ENCONTRE LA RESPUESTA A UNA PREGUNTA QUE ME VENIA HACIENDO HACE MUCHO TIEMPO.

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