DEVOCIONAL – OLOR FRAGANTE

olor-fraganteDEVOCIONALES – OLOR FRAGANTE

«Tomará del altar que está ante el Señor un incensario lleno de brasas, junto con dos puñados llenos de incienso aromático en polvo, y los llevará tras la cortina; 13 colocará entonces el incienso sobre el fuego, en presencia del Señor, para que la nube de incienso cubra el propiciatorio que está sobre el arca del pacto.» Levítico 16:12 y 13

El libro de Levítico está lleno de ordenanzas y reglas que Dios le dejó al pueblo de Israel en el desierto. Hay reglas de todo tipo, sociales, culturales, civiles, legales, religiosas. Algunas reglas de aplicación general y otras para personas individuales. Esta es una de ellas.

Los hijos de Aarón el sumo sacerdote de Israel habían ofrecido a Dios una ofrenda de perfume extraño. No era el perfume que Dios había indicado para tal ofrenda, e inmediatamente mueren. La noticia corrió rápidamente en el pueblo. Dos sacerdotes habían muerto por ofrecer a Dios un perfume extraño. Frente a este desconcierto, Dios le recuerda a Moisés como deberían actuar los sacerdotes.

Y les indica que deberán entrar a la presencia de Dios para ofrecer un perfume de incienso que mezclado con las brasas ofrecía un aroma agradable a Dios. El incienso debía ser colocado sobre el arca para que el olor al perfume inunde todo el lugar santísimo. No era cualquier aroma, era el olor a Dios. Ese perfume especial solo podía ser utilizado para ese fin específico, únicamente por el sumo sacerdote una vez por año. Ninguna otra persona del pueblo había olido jamás un aroma semejante y tampoco podrían hacerlo. Era exclusivo.

Dios tiene un olor especial, pero hoy está al alcance de todos. Llevamos el olor de Dios en nosotros. Es un olor puro, santo y perfecto. Un aroma exclusivo pero público. Si Dios realmente está impactando en tu vida, se va a llenar del aroma de su perfume. Lamentablemente, hoy usamos otras fragancias. Y mezclamos los olores.

Olemos mucho a conformismo, a comodidad, a las costumbres de los compañeros de trabajo o estudio, a malas palabras, a envidia, a murmuración, a pecado. Y a veces olemos tan mal, que tapamos el olor a Dios que tenemos por el pestilente aroma a nuestros errores.

Dios vuelve a pedirte que revises tu vida, para que su aroma inunde todo tu ser, para que elimines cualquier residuo tóxico de aromas que huelen mal y puedas tener la fragancia de Dios.

REFLEXIÓN — ¿A qué huele tu vida?

Un gran abrazo y bendiciones

Dany

2 COMENTARIOS

  1. Hermano Dany. Nuevamente su mensaje ha sido de una clara y precisa bendición para mí. Espero que su vida y su espìritu todo esté fundido en ese aroma divino para que siga brindandonos de él a manos llenas como lo hace. Gracias y bendiciones. Aida Aurelia Gonzalez. Puerto Madryn CHubut

  2. MUY BONITA ENSEÑANZA,PRESENTEMOS NUESTROS MIEMBROS VIVOS,SANTOS,AGRADABLES A DIOS.ASÍ MISMO ALCANZAMOS EL PERDÓN Y LA MISERICORDIA DEL SEÑOR NUESTRO JESUCRISTO.

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