El Día de la Raza – Devocional

Devocional Cristiano – El Día de la Raza

«Ustedes que se llaman ciudadanos de la ciudad santa y confían en el Dios de Israel, cuyo nombre es el Señor Todopoderoso.» Isaías 48:2 (NVI)

El día 12 se recordo el día del descubrimiento de América que hizo Colón. En Argentina, y otros paises latinos  se celebraba este día como el día de la raza, pero en los últimos años se lo menciona como el día de los pueblos originarios. La disyuntiva está presentada. Recordar el día de la raza es darle mayor importancia a la influencia de la inmigración española, portuguesa o sajona en el continente americano.

Es cierto que la colonización dejó su saldo de muertos y genocidio. Muchos aborígenes fueron asesinados o esclavizados. Por eso se impulsa ahora esta reivindicación de estos pueblos lastimados. Pero también es cierto que hoy somos lo que somos por la influencia de los colonizadores y la inmigración que recibimos. Por lo que deberíamos ser amplios en reconocer el aporte de Colón y los que vinieron detrás de él, sin olvidarnos de los errores cometidos y tratando de compensar las deficiencias de la historia.

Eso nos dará un verdadero sentido ciudadano y nos ubicará socialmente en el lugar que debemos estar, un lugar de respeto, de ecuanimidad, de defensa de la soberanía nacional, de identidad por la patria y de arraigo a las raíces. Ser ciudadano de un país es una posición de privilegio que los distingue del resto de las comunidades. Te otorga una identidad distintiva.

El pueblo de Israel también la tenía. Su identidad estaba en ser ciudadanos de la ciudad de Jerusalén, y la condición que los distinguía del resto era que ellos confiaban en Dios, el todopoderoso. Su ciudadanía y privilegios radicaba en quien confiaban, no en su lugar físico. Por eso, cuando priorizaron su regionalidad sobre la espiritualidad y se olvidaron de Dios, sufrieron la deportación. Perdieron su nación y su ciudad santa. Triste final para una raza.

Hoy la iglesia de Cristo tiene una doble nacionalidad. Somos argentinos, uruguayos, norcoreanos, australianos pero también somos ciudadanos del cielo. Somos de una raza única y especial. Somos reyes y sacerdotes para Dios. Y tenemos elevados privilegios, que no se fundamentan en donde hemos nacido, sino en quien hemos creído. Confiar en el todopoderoso Dios es lo que te posibilita hacerte ciudadano del cielo.

Si ya lo sos, deberías comportarte como es digno del Reino al que perteneces.

REFLEXIÓN — Dignificá el día de la raza.

Un gran abrazo y bendiciones

Dany

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