Cómo crear el ámbiente para un estudio bíblico enriquecedor

Cómo crear el ámbito para un estudio bíblico enriquecedor

por Melodye Willie

Mi esposo y yo estamos en la etapa de planificación de las reformas que queremos realizar en nuestro baño principal. Mientras contemplábamos una de las numerosas bañeras que se exponían en un comercio, mis ojos recorrieron la lista de especificaciones del producto: apoyo ergonómico para la espalda, calefactor de agua, cortina y cromoterapia. “¿Cromoterapia?”, pregunté a la vendedora. “Ah, sí”, me respondió, “es el más novedoso tratamiento de spa que usa luces de colores para realzar el ámbito del baño. Cada color ilumina a la persona que se está bañando para lograr una óptima salud a través de la terapia de luz”. Dicho esto, sonrió. Mi esposo se acercó y me susurró al oído: “Un término lindo y difícil para una bañera con luces de colores; tú sabes… como en una piscina”.

Ámbito, ambientación, atmósfera –uno automáticamente piensa en velas, efectos de luces y música suave–. La ambientación, ya sea que estemos dispuestos a reconocerlo o no, tiene una importancia enorme a la hora de captar la atención de la generación actual. ¡No se asuste, no voy a recomendarle efectos especiales de luces ni aromatizadores de ambiente para su aula de la Escuela Dominical! El ámbito de aprendizaje más adecuado para el aprendizaje no se genera con una serie de productos que se distribuyen o se colocan en determinada forma. Habiendo dicho esto, analicemos lo siguiente: ¿Cómo, entonces, creamos un ámbito de enseñanza que facilite el aprendizaje por parte de los alumnos y la transformación de su vida?

Hoy día, el estudiante adulto no es un robot –tampoco lo era el de ayer–. De todos modos, los días en los cuales los estudiantes se sentaban rígidamente en frías sillas plegables absorbiendo información y esperando el momento de “leer” su parte en voz alta han pasado –si es que acaso alguna vez realmente existieron–. Todavía tenemos las frías sillas plegables en muchas de nuestras aulas, aunque estas sillas no necesariamente afectan en forma negativa el ámbito de aprendizaje. Lo que queremos decir es que el mejor aprendizaje no se lleva a cabo en una atmósfera estática, donde todo está escrito. Si es este el ambiente que prevalece en forma rutinaria es poco probable que los estudiantes regresen.

De modo que, una vez que logramos que vengan, ¿qué hacemos para retenerlos? En primer lugar, debemos reconocer que la Palabra de Dios no ha cambiado, ni va a cambiar –pero la manera en que presentamos el evangelio por medio de un estudio bíblico debe captar la atención de una generación de adultos multisensoriales, apurados y sobrecargados de exigencias–. (Ocasionalmente, hacemos bien en alentar a todos nuestros participantes, como así también a nosotros mismos, con las palabras de Salmos 46.10: “Estad quietos, y conoced que yo soy Dios…”. Mientras tanto, tenemos delante el desafío de enseñar la Biblia en un contexto de momentos fugaces dentro de agendas apretadas.

La Biblia está más accesible al público estadounidense hoy día que en cualquier otro tiempo de la historia de nuestro país. Se ha producido una explosión de materiales de estudio bíblico y clubes de libros “cristianos”, sin embargo, el común denominador de los asistentes a la Escuela Dominical tiene menos conocimiento de las verdades bíblicas esenciales que el que tenían nuestros abuelos. Las personas todavía necesitan edificar su vida sobre principios bíblicos; pero no conocen estos principios tan bien como los conocían las personas en general en el pasado –aun cuando esas personas no asistieran a la iglesia con regularidad–. Necesitamos tener presentes estos factores para acometer mejor la gran empresa que tenemos delante. Con todo esto en mente, analicemos ahora algunas maneras prácticas de crear una atmósfera óptima para el aprendizaje.

El ingrediente clave: usted. Un ámbito para un estudio enriquecedor siempre comienza con el maestro. Un maestro eficiente es el ámbito. Un ámbito eficaz requiere: preparación, pasión y oración.

• Preparación. Un ámbito eficaz exige que el que enseña transite por el sendero que conduce al destino espiritual propuesto y que luego se ponga junto a los participantes y los ayude a transitar por ese sendero. ¿Alguna vez participó de una visita turística guiada? La historia estadounidense siempre ha sido uno de mis pasatiempos. Cada vez que asisto a una conferencia participo de un recorrido por lugares históricos. Nunca dejo de asombrarme ante la eficiencia de los guías turísticos. Un guía turístico se sitúa en un autobús dando la espalda al camino que se sigue. Mientras mira a todos los pasajeros, puede decirles exactamente en qué momento el conductor tomará hacia la izquierda o hacia la derecha y le dará sobre la marcha una explicación de lo que usted verá, al mismo tiempo que destaca la importancia del lugar, monumento, etc. que acaba de señalar –y al mismo tiempo que aporta algunos detalles de información que suscitan su interés–. ¿Por qué son tan eficientes estas personasí ¡Ellas han transitado ese camino repetidas veces; antes que usted! Esto ilustra la manera en que debemos enseñar. Un maestro eficiente ha leído el mapa (los pasajes bíblicos), ha estudiado la guía turística (la literatura) y conoce los peligros de la ruta (piensa en las posibles preguntas antes que sean formuladas).

En algunos lugares, la legislación exige que todo conductor de un autobús escolar realice una “inspección previa” del vehículo antes que cualquier niño ascienda. Un maestro eficiente de la Biblia hace una “inspección previa” mientras se prepara para enseñar una lección. El mejor momento para comenzar a preparar la lección para la semana siguiente es el domingo en la tarde cuando usted regresa a casa después del culto en la iglesia. Si usted no hace otra cosa más que (1) leer el pasaje que usará en la lección de la semana próxima y (2) familiarizarse con el tema general de la lección, se sorprenderá cómo las diversas experiencias de la semana le proporcionan ejemplos, ilustraciones y, aunque pueda ser doloroso, ¡problemas relacionados con el tema de la lección! Anime a los participantes para que ellos también se preparen. No asigne tareas para el hogar; simplemente deje planteadas algunas preguntas que sirvan para generar en ellos atención e interés con respecto a la próxima lección.

• Pasión. Enamórese de la Palabra de Dios. Déjese dominar por el entusiasmo con respecto a lo que usted enseña –¡y a lo que usted aprende con los miembros de su grupo de estudio bíblico!– Considere su lección desde el punto de vista de ser usted un estudiante más de la Palabra y no el “profesor”. Adapte los preceptos de la lección a su propia situación de vida. ¡Nadie de los que están en el mundo de las publicaciones conoce su clase como usted la conoce! Los escritores de nuestra literatura brindan a los maestros un marco de referencia a partir del cual desarrollar una lección que sea apropiada para las necesidades específicas de los participantes; pero escritores y editores por igual reconocen que usted está en las mejores condiciones para “personalizar” la lección y adaptarla a las circunstancias de los integrantes de su clase. Su pasión por comenzar desde “donde están los participantes” es una de las cualidades más valiosas en la enseñanza. La pasión por la Palabra de Dios es contagiosa. Si el maestro demuestra entusiasmo, los estudiantes se entusiasmarán también.

• Oración. Haga de la oración una prioridad, no solo en su tiempo personal de oración sino en el tiempo de su clase. Trate los motivos de oración con visible interés. Escriba los pedidos en una hoja de papel para colocarlos en su Biblia. Repase esos pedidos durante la semana; el hacer saber a los participantes que usted se acordó de orar por sus peticiones después de la sesión ayudará a producir una atmósfera de aceptación y de interés en las personas. Permita que los participantes sepan, en forma personal, que usted oró por ellos también. Tenga presente algo muy importante: Los motivos de oración expresados en forma privada deben mantenerse como algo confidencial. Sea usted un buen ejemplo.

Sugerencias prácticas

• La conclusión de una lección es tan importante como la introducción. No pierda de vista la hora. Si ve que no va a tener tiempo para completar la lección, no deje que lo domine el pánico. El objeto de la lección no es pasar por alto los momentos ideales para enseñar simplemente porque quiere completar lo que planificó. Nunca olvidaré cuando, siendo un adulto joven, estaba en un grupo de estudio bíblico observando a una compañera de clase que abrió su corazón y realizó una valiosa contribución por primera vez en mucho tiempo. Lamentablemente, después de oírla presentar la maravillosa verdad que había descubierto, el maestro dijo: “Eso está muy lindo, pero nos quedan apenas diez minutos para completar nuestra lección”. ¡Mi amiga nunca más volvió a abrir su boca! Aprendimos mucho de lo que ella había descubierto, ¡pero quedó completamente descalificado por las manecillas de un reloj!

Encamine su clase hacia el cierre resumiendo lo que se expuso. Siempre tenga en claro, antes de comenzar su clase, cuál es el objetivo propuesto de la enseñanza. Quizá usted necesite orientar a los participantes para que puedan poner en palabras lo que aprendieron. Y por supuesto, la aplicación es fundamental.

• Seleccione cuidadosamente a los que leerán públicamente. Algunas personas se sienten incómodas al leer en voz alta. Sea sensible a esto y no las presione. Siempre exprese su agradecimiento a los que leen.

• Sepa cuándo gritar “¡Socorro!”

Si le plantean una pregunta difícil y no sabe cómo responder, ¡no lo haga! Es mejor reconocer que usted va a tener que “averiguar sobre eso” o responderlo la semana próxima (¡y asegúrese de hacerlo!), que tomar una actitud defensiva o actuar como si supiese de lo que está hablando cuando en realidad es obvio que no lo sabe. Recuerde que la mayoría de las clases tienen uno o más estudiantes que se divierten haciendo tropezar al maestro. Acepte esto como un halago, no como una crisis.

• No desperdicie el tiempo. El tiempo es valioso. Debido a que hay personas que han destinado el tiempo para venir a su clase, ¡no lo desperdicie! La nuestra es una generación sumamente intolerante cuando de perder el tiempo se trata. Haga que el esfuerzo de los participantes tenga sentido. No vivimos en una sociedad donde las personas se manejan con la premisa de “lo que es correcto hacer”. Si los adultos sienten que usted no está preparado o que simplemente quiere conversar, no durarán mucho asistiendo a su clase. Todos tienen demasiadas cosas para hacer.

• Reconozca a cada adulto, en alguna manera, cada domingo. Puede tratarse simplemente de un “me alegro de verlo” en una clase pequeña o un ademán y un cruce de vista en una clase numerosa. Pero dedique un tiempo para conectarse.

Conclusión

Piense en un líder de estudio bíblico que influyó en su vida. Usted sonríe para sus adentros ahora, ¿no es verdad? ¿Qué es lo que recuerda: decorados, café, ayudas visualesí Lo dudo. ¡Era el maestro! Yo recuerdo a un empresario de mediana edad parado en la puerta, esperando con expectativa. Saluda a los participantes uno por uno como si no los hubiese visto por muchos años. La pizarra, los marcadores, la Biblia abierta –usted sabe que está preparado–; además, se ve que está entusiasmado. Entre los participantes se cuenta un ex presidiario federal que se convirtió en la cárcel; el agente inmobiliario más conocido de la ciudad; una madre soltera que tiene tres hijos; el propietario de un comercio de comidas rápidas de una cadena muy popular; una viuda que día a día está tratando de superar la pérdida del que fuera su esposo durante cuarenta años y un joven de alrededor de veinte años que sufre de esclerosis múltiple, confinado a una silla de ruedas y que solo puede hablar entre suspiros. Todos son miembros del cuerpo de Cristo; Él murió por cada uno de ellos. ¿La atmósfera? Aceptación; calor de familia y un maestro preparado, apasionado, que practica la oración y que reconoce el valor eterno de cada persona que entra a su clase. El maestro enseña a fin de dar testimonio de la transformación producida en su propia vida, con inmensa pasión por el Dador de toda vida. ¡Ah! ¡Qué privilegio!

Melodye Willie es una consultora educacional de Alexandria en Louisiana y maestra de la Escuela Dominical en New Prospect Baptist Church en Dry Prong.

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