Reflexiones – De Manos Abiertas

Reflexiones Cristianas – De Manos Abiertas

«Y todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo» (Juan 14:13).

Una leyenda habla de un reino antiguo cuyo soberano acabara de morir. Embajadores fueron enviados para escoger, entre dos niños gemelos, un sucesor. Encontraron los dos compañeros hondamente adormecidos y concordaron, al mirar cuidadosamente para ambos, que la decisión sería muy difícil. De repente, notaron una curiosa diferencia entre los dos niños. El primero estaba acostada con los puños cerrados y a el otro con las manos completamente abertas.

Inmediatamente ellos hicieron su elección por el segundo niño. La leyenda termina con el registro: al se volver adulto el soberano quedó conocido como «el rey con las manos abiertas».

Podemos decir lo mismo del Señor, el Rey de los reyes: Él está siempre de manos abiertas, presto para darnos la bendición  que necesitamos. Está siempre de brazos abiertos, presto a  abrazarnos después de una gran victoria, consolarnos delante de los fracasos, levantarnos cuando las fuerzas nos abandonan.

Cuando el desempleo nos alcanza y el dinero nos falta, Él está siempre de manos abiertas para suplir todas nuestras necesidades. Cuando nuestras esperanzas desaparecen y tenemos voluntad de desistir de todo, Está de manos abiertas para acariciar nuestras cabezas e incentivarnos a perseverar, recordándonos que somos más que vencedores.

Podemos pedir lo que queramos al Señor — Está de brazos y manos abertas para atendernos. Y nuestro primer pedido a Él debe ser sabiduría, para que sepamos que y cuando pedir las demás cosas. En todo su nombre debe ser glorificado.

Nuestro Dios está de manos abiertas para bendecir su vida. Y usted, ¿está también de manos y brazos abiertos para servirlo, con alegría en el corazón?

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