LOS CRISTIANOS Y EL DILUVIO

LOS CRISTIANOS Y EL DILUVIO

«El nivel del agua subió más de siete metros por encima de las montañas. Así murió todo ser viviente que se movía sobre la tierra: las aves, los animales salvajes y domésticos, todo tipo de animal que se arrastraba por el suelo, y todo ser humano.» Génesis 7:20-21

Casi doscientos años tardó Noé en construir el arca. Estuvo trabajando en ello con sus hijos en medio de una sociedad que los tomó de locos. Jamás había llovido sobre la tierra, nunca había habido una inundación. Nadie había navegado sobre los lagos. Y en una sociedad tan longeva, la experiencia de los antiguos era muy respetada. ¿Para que estaban estos locos haciendo una casa que pretendían que flote?

Los hijos de Noé fueron obedientes a la visión de su padre, pero no vivían en una pecera. Seguían viendo a sus amigos del pueblo y no estaban al margen de las burlas por su loco proyecto. Durante meses, en cada reunión de amigos, Cam habrá sido el centro de las risas, y aunque trataba de explicarles la importancia de hacer el arca; la idea sonaba demasiado descabellada para la realidad que estaba viviendo. ¿Quién podría creer que Dios iba a inundar el mundo y acabar con toda la humanidad?

Pero el día que comenzó el diluvio y Dios cerró la puerta, los amigos de Cam se acercaron al arca para golpear la puerta con fuerza. Suplicaban a su amigo que los perdone y que los dejaran entrar. Pero era imposible. Cam no podía abrir la puerta, pero podía escuchar los gritos de sus amigos. ¿Cuánto habrá durado el pedido de auxilio? No lo se, pero habrá sido una eternidad para Cam.

Cuando finalmente, se hizo silencio y solo se escuchaba el gruñir de los animales adentro y el golpe del agua afuera, ¿cómo se habrá sentido Cam? ¿Cómo te hubieras sentido vos en su lugar?

Hoy no hay diluvio, y aparentemente no hay riesgo de una catástrofe mundial. Sin embargo Dios está por desatar un nuevo juicio sobre la humanidad, y los cristianos sabemos que el tiempo es cada vez más corto. Tal vez la profecía suene algo descabellada, ¿Quién puede creer que Dios sería tan malo de castigar a toda la humanidad?

Pero la justicia divina no se tarda, y avanza inexorablemente. Igual que Cam, vos y yo tenemos la obligación de alertar a nuestros conocidos, amigos y familiares.

REFLEXIÓN — No hay diluvio, pero hay otro juicio.

Un gran abrazo y bendiciones

Dany

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