LA PUREZA SEXUAL… MAÑANA ME ALEJO DE LA LUJURIA SEXUAL…

LA PUREZA SEXUAL… MAÑANA ME ALEJO DE LA LUJURIA SEXUAL…

Saludos nuevamente a todos ustedes que defienden día a día su pureza sexual…

¿Cuántas veces habré escuchado esa frase? ”Mañana me alejo de la lujuria…” De esta manera, el hombre que sufre la atadura al sexo compulsivo, pierde la vida día a día…

Como toda esclavitud espiritual, nuestra carne y nuestro corazón desean agarrarse hasta el último momento posible de las cadenas que lo esclavizan, pero que también lo mantienen cautivado. Para así hacerlo, caemos en la trampa de la postergación. Atrasamos, damos largas al asunto de buscar libertad para nuestras vidas.

La verdad es que siempre tendremos alguna excusa para no comenzar hoy. Porque esta atadura es rica en excusas y pobre en compromisos. “Es mejor que comience mañana, porque hoy ya caí en la pornografía y en la masturbación…” ”Hoy tengo demasiado de trabajo y estoy muy cansado…” ”Mañana es un mejor día para comenzar porque hoy por la noche me voy a comprometer…”

Así, de esta manera, ese “mañana” se convierte en miles y miles de días perdidos en la atadura sexual. ¿Sabes por qué? Porque la lujuria sexual apuesta a que tu “mañana” no será diferente a tu hoy: Otra día más en que te levantarás aprisionado al sexo y sin esperanza; otro día más cuando verás que no hay formulas mágicas a cambios instantáneos para levantarse de la cama en libertad.

Durante años postergué el buscar ayuda y reconocer que sólo no podía batallar en contra de este gigante. La palabra “mañana” se convirtió en mi escapatoria, en mi mecanismo de defensa para salir corriendo y no aceptar que mi vida se destruía con velocidad y que sólo si me convencía de eliminar la postergación, podría evitar que acabara estrellado contra la pared de mi negación. Porque el siguiente eslabón en la cadena de nuestra atadura –ese que va al lado del eslabón de la postergación– es el eslabón de la negación. Día tras día negué que mi “problemita” fuera tan grande, tan urgente o peligroso; negué que las cosas seguían empeorando… Negué que me estaba haciendo daño, o que le estaba haciendo daño a otras personas en mi vida.

¿Sabes por qué las trampas de la postergación y de la negación son tan destructivas para el hombre que lucha contra la lujuria sexual?

Porque entre más tiempo pase, más nos hundiremos en la fosa profunda y oscura de esta atadura y menos fuerzas tendremos para salir de tal profundidad y oscuridad. Lo que primero afirmamos al decir “seguro que mañana comenzaré a luchar contra la lujuria sexual” se convertirá en una afirmación de derrota: “ya no tengo forma de romper esta atadura…” ¿Qué nos ocurrió? Lo que primero fue una abrazo seductor para ganar nuestra confianza, ganar nuestra amistad y divertirnos, ahora se ha convertido en un agarre asfixiante que la lujuria sexual nos da para no soltarnos; un agarre de muerte que busca destruirnos.

Te pregunto: ¿Por qué no comienzas hoy? ¿Por qué no te atreves a enfrentar a la lujuria sexual cara a cara y sorprenderla con las dos palabras que ella más detesta?

“Hasta hoy…” Si lo haces, si te atreves a tomar este reto, verás que la lujuria sexual sí puede ser desterrada de tu vida. Declara que hasta hoy eres engañado por sus trampas y por sus seducciones; que hasta hoy dejarás a un lado el proceso de restauración más importante de tu vida.

Amado hombre: puedes ser libre; puedes levantarte del piso y erguir nuevamente tu cabeza sin sentirte avergonzado y derrotado por la lujuria sexual. Comienza. Que nada ni nadie te detenga. No importa lo que sea, trabajo, estudios, amistades, familiares, compromisos, estilos de vida, rutinas, hábitos, miedos e inseguridades… Nada es suficientemente importante como para detener la decisión de romper tus cadenas y que camines en libertad.

Puede ser que no te lo creas. Puede ser que no sientas que tienes dentro de ti lo que se necesita para derrotar a este gigante. Si así te sientes, has comenzado bien… Porque la realidad es que no tienes dentro de ti la fuerza, la convicción, lo que se necesita para ser victorioso… Recluta a Dios en este proceso. Reconoce que sólo con Su gracia con Su amor, podrás alcanzar la libertad que tanto deseas y que El tanto anhela darte. ¿Comenzarásí Hazlo, porque te espera una nueva vida libre de ataduras, donde la lujuria sexual sea solo un espejismo del pasado. Esto no se trata de creer en ti. Aunque no creas en ti, cree en tu pureza de mañana, porque Dios cree en ella. ¡Adelante! ¡Dios te acompaña!

Un abrazo,

Edwin Bello

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