Devocional Cristiano – Pelícanos

Devocional Cristiano – Pelícanos

«Esfuérzate por presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse y que interpreta rectamente la palabra de verdad.» 2 Timoteo 2:15 (NVI)

Gracias Lazaro por pasarme esta historia:

Hace algunos años se suscitó un problema en Monterey, California. Esta ciudad se había convertido en un paraíso para los pelícanos. Una vez que los pescadores limpiaban los peces, les arrojaban las vísceras a los pelícanos. De esa manera, las aves se volvieron gordas y haraganas. Luego se descubrió un aprovechamiento comercial para las entrañas y los pelícanos se perdieron la comida gratis. Sin embargo, estas aves no hicieron ningún esfuerzo por conseguir el alimento por su cuenta. Se limitaron a esperar y a esperar que les arrojaran la dádiva que nunca más llegó. Muchos se murieron de hambre. Parecía que habían olvidado cómo pescar.

Una actitud diferente asumió una señora mayor que esperaba un ómnibus. Estaba casi paralizada por el reumatismo y cargaba muchos paquetes. Al abrirse la puerta del ómnibus, un caballero le ofreció una mano para ayudarla. La señora sonrió y rechazó la ayuda mientras decía: «Mejor me las arreglo sola. Si acepto su ayuda, mañana voy a esperarla».

George Bernard Shaw afirmó en cierta oportunidad:

«La gente siempre maldice sus circunstancias. Yo no creo en las circunstancias. Solo triunfa en el mundo quien se levanta y busca las circunstancias, y las crea si no las encuentra».

Siempre ten presente que la piel se arruga, el pelo se vuelve blanco, los días se convierten en anos, pero lo más importante no cambia; tu fuerza y tu convicción no tienen edad. Tu espíritu es el plumero de cualquier tela de araña. Detrás de cada línea de llegada, hay una de partida. Detrás de cada logro, hay otro desafío. Mientras estés vivo siéntete vivo, si extrañas lo que hacías vuelve a hacerlo. No vivas de fotos amarillas, sigue progresando aunque todos esperen que abandones.

No dejes que se oxide el hierro que hay en ti. Haz que en vez de lástima te tengan respeto, cuando por los años no puedas correr, trota, cuando no puedas trotar, camina, cuando no puedas caminar usa el bastón pero. . . ¡Nunca, nunca te detengas!

No vivas como los pelícanos de California esperando alguna migaja. El desafío de Dios es que te superes y mejores cada día. Que tu vida sea ejemplar, que tu desarrollo sea superior. ¡Sos el hijo del Rey!, viví como tal.

REFLEXIÓN – No seas un pelícano.

Un gran abrazo y bendiciones

Dany

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