Reflexiones Cristianas – ¿Cuál es el Precio?

Reflexiones Cristianas – ¿Cuál es el Precio?

«Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre, el cual se dio a sí mismo en rescate por todos, de lo cual se dio testimonio a su debido tiempo» (1 Timoteo 2:5, 6).

Un tejano, que hizo grande fortuna, probablemente con petróleo, pero que jamás se importó con Dios, visitó a un pastor y le contó sobre su negligencia espiritual. Luego enseguida, ofreció una contribución de 100 mil dólares. El pastor,recebeu, con mucha alegría, la donación del tejano.

Sin embargo, el Cielo no puede ser comprado con dinero.

No es raro, en los días de hoy, oigamos expresiones, tales como: «Cuanto más usted ofrendar, más bendiciones va a recibir»; «si usted da poco, recibirá poco»; «Dios quiere ver si usted es realmente fiel – ¡no dé apenas 10%, pero 20, o 30, o 50, o todo!». Mucha gente, angustiada, con serias dificultades financieras, ofrecen lo que tienen y lo que no tienen, aumentando aún más su desesperación. Sin embargo,Dios no vende un lugar en los Cielos y ni sus preciosas bendiciones. Todas las ofrendas que damos para la obra del Señor deben ser ofrecidas por amor, por gratitud, por el deseo de ver las vidas salvas del pecado, y no para recibir eso o aquello. Una moneda, dado con amor y alegría, vale más  que los 100 mil dólares dados para recibir algo a cambio.

Nuestras iglesias están llenas de personas queriendo comprar la gracia de Dios. Pero, la gracia es lograda por fe y no por un cheque o una nota cualquiera. Vamos a la iglesia porque amamos a nuestro Señor, porque Él es nuestro mejor Amigo, porque podemos contar con Su protección y cariño,porque Él es la razón de nuestra dicha.

Jesus nos enseñó a orar correctamente y en Su modelo de oración, el «sea hecha su voluntad» viene antes de «el pan nuestro de cada día danoslo  hoy». Cuando depositamos nuestra ofrenda en el altar de Dios, como aquella viuda de las pocas monedas, lo hacemos porque Lo amamos, porque no podemos vivir sin Él, porque Él es nuestro Señor y Salvador, porque
nos dio su reino desde la fundación del mundo, porque nos llamará por el nombre, aumentado de «benditos de mi Padre». La iglesia del Señor tiene sus gastos, la obra del Señor tiene sus gastos, los que trabajan en la casa del Señor son dignos de recibir sus salarios. Es para eso que sirve nuestro dinero, es para eso que lo entreguemos como ofrenda de amor. Él no compra nuestra redención, ni expía nuestros pecados.

El precio de nuestra salvación ya fue pagado, por el Señor, con sangre, en la cruz.

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