EL PODER DE LA MUJER CRISTIANA

El poder de la mujer cristiana

«Entonces Dios el Señor hizo que el hombre cayera en un sueño profundo y, mientras éste dormía, le sacó una costilla y le cerró la herida. De la costilla que le había quitado al hombre, Dios el Señor hizo una mujer y se la presentó al hombre, el cual exclamó: Ésta sí es hueso de mis huesos y carne de mi carne. Se llamará mujer porque del hombre fue sacada. Por eso el hombre deja a su padre y a su madre, y se une a su mujer, y los dos se funden en un solo ser» Génesis 2:21-24

Hace un año atrás, mientras regresaba de Quito, iba leyendo un libro viejo que encontré en la biblioteca de mi cuñado, el titulo llamó mi atención «Conozca al Espíritu Santo» porque Pedro es un pastor bautista con todas las de la ley.

Lo pedí prestado porque al leer la primera página, el libro captó mi atención. El autor –que ya está con el Señor– fue el pastor Hyles, quien no sólo levantó una iglesia grande sino que fue conocido como un hombre piadoso y santo.

Volviendo a mi historia: Cuando regresaba de Quito iba leyendo el capítulo 31 «La mujer, el Espíritu Santo de la familia» y, créanme, lo que aprendí me marcó profundamente. Fue en ese momento en que apareció la idea de la Conferencia para Mujeres que acabamos de celebrar, y también en ese momento decidí que iba a guardar esta enseñanza para esta ocasión especial. Martha sabe que digo la verdad. Dios me ha enseñado cosas nuevas en cuanto a las mujeres y su plan redentor, y lo que he aprendido se lo debo a otro pastor bautista y no a ningún predicador o predicadora carismática. Dicho esto, permítanme adelantar que seguiré la ruta del Pastor Hyles, pero que además aportaré de mi propia cosecha, de lo que el Señor me ha ido enseñando con respecto al poder de la mujer.

La familia se parece a la Santísima Trinidad

Dios –como lo hemos visto en los últimos devocionales– es incomprensible. Para darnos una idea aproximada de cómo es Él, se utilizan analogías y comparaciones; por eso decimos que Dios es como «fuego consumidor», o como «refugio en medio de la tormenta»[1].

En esta misma línea, al referirnos a la vida divina, encontramos tres personas y un solo Dios, ¿cómo comprenderlo? Para ello se utiliza la figura de una familia: la Primera persona es representada por el Padre, la segunda persona es representada por el Hijo, y la tercera persona, ¿por quién es representada? por la mujer. Así que los deberes y funciones de la mujer están relacionados con las tareas, deberes y ministerio del Espíritu Santo.

En el mundo actual, casi no hay área que sea de exclusividad masculina, las mujeres pueden gobernar, dirigir, pilotear, juzgar, enseñar, etc. sin embargo la diferencia entre hombres y mujeres se mantiene porque hay algo sustancial: sólo la mujer tiene el don de la maternidad. Porque la mujer tiene el potencial de dar vida, la sociedad espera que ella consuele, enseñe, instruya, guie, preste ayuda y levante a su familia.

Esta pequeña diferencia encierra el potencial de la mujer. Ella puede competir con el hombre de igual a igual, ella puede hacer lo que quiera, pero sólo ella puede ser madre, y en tanto que ha recibido ese privilegio, todos esperamos que –sin importar su edad, profesión o experiencia– ella consuele, enseñe, instruya, guie, preste ayuda y levante a su familia, pero ¿acaso no es lo mismo que hace el Espíritu Santo con nosotrosí La Biblia nos muestra que el Espíritu Santo nos consuela, enseña, instruye, guía, presta ayuda y levanta nuestras oraciones ante la presencia de Dios. Definitivamente, la mujer representa al Espíritu Santo en la tierra.

Miss Universo

La historia del Génesis nos muestra a Dios trabajando arduamente para culminar la creación: primero creo la luz, después dio forma al firmamento, luego añadió las plantas, los peces en el mar y los animales en la tierra; finalmente puso al hombre en medio del paraíso, lo puso allí para que disfrute de toda la creación, pero en medio de tanta maravilla, el hombre se sintió completamente sólo.

La soledad es peor que la pobreza o enfermedad. La soledad viene cuando no encuentras alguien con quien comunicarte, alguien que te comprenda, alguien que te aliente y anime; la soledad reina cuando no encuentras alguien que te alegre la vida. Y Adán estaba sólo, terriblemente sólo. Como dice el poeta: «La tierra estuvo triste, el huerto mustio, y el ermitaño suspirando… hasta que la mujer río».

La mujer le pareció maravillosa porque pudo comunicarse, porque por primera vez encontró alguien que lo comprendiera y alentara; la mujer llenó de alegría su vida. Antes de Eva, Adán trabajaba, cuando ella llegó, Adán trabajó más. Antes de Eva, Adán corría, pero cuando ella llegó, Adán corrió más rápido, antes de Eva, Adán era bueno, pero cuando Eva llegó, Adán quiso superarse más.

Lamentablemente, la historia también cuenta el incidente de la caída. Y aunque no se trata de buscar culpables, quiero resaltar el doble potencial de Miss Universo: ella puede ser la más hermosa, pero también puede ser la más horrible. La mujer puede ser motivo de la mayor alegría en el hogar o puede ser causa de la más profunda tristeza; la mujer puede impresionarnos y moldearnos con su humildad o puede llevarnos al infierno con su orgullo; la mujer puede cambiar el mundo desde la posición que Dios le ha otorgado o puede propiciar rebeldía y rechazo en el corazón de quienes la aman; la mujer puede ser instrumento para que la fe crezca o puede sembrar duda e incredulidad en quienes la rodean. La mujer tiene un doble potencial: Puede ser buena o mala, depende de ella.

La mujer está representada en la hermosura de Sara, la fortaleza de Deborah, la oración poderosa de Ana, el heroísmo de la reina Esther, la disposición y valor de Lida la vendedora de púrpura, el trabajo y servicio de Dorcas, la sencillez y sabiduría de Elizabeth, el trabajo empeñoso de Martha, el desprendimiento de las mujeres que sirvieron a Jesús hasta el momento final de su vida, la personalidad, disposición y unción de María o el liderazgo de María Magdalena. Pero la mujer también está representada por Mical, que despreciaba a su esposo y se burló de él cuando danzaba ante el Arca de Dios; o por Jezabel, que se rebeló y condujo a la perdición a todo su pueblo; o por Atalía, que con su egoísmo mandó a matar a sus propios nietos con tal de seguir reinando; o por Herodías, la mujer que pidió la cabeza de Juan el Bautista; o por Safira, que llenó sus labios de mentira y prefirió la apariencia antes que la sinceridad.

¿A quién te parecesí La elección no depende del ambiente o circunstancias, depende de la voluntad, de lo que cada una de ustedes quiera ser. Si me dices que deseas ser lo mejor, pero que no puedes porque todo está en contra tuyo, es hora de que consideres seriamente el poder de la mujer.

El poder de la mujer

El hombre y la mujer pueden elegir cómo quieren ser. Pero la mujer además puede determinar el espíritu o atmósfera del lugar donde este.

Aunque estoy moviéndome en un terreno subjetivo, no dejo de tener razón. Pruebas al canto: la mujer puede convertir el ambiente (casa, trabajo, escuela, iglesia, etc.) en un paraíso o en un infierno, ¿cómo? sólo con un toque, con su actitud. Ella puede salvar a su familia, haciendo de las adversidades recursos para vencer (como la madre de Moisés), o puede partir en dos a su familia (como la mujer que le pidió a Salomón que partiera en dos al bebe por el que luchaba con otra mujer); ella puede ser fiel hasta la muerte o puede mandar al infierno a su esposo (como la esposa de Job); ella puede destruir la obra de Dios (como Jezabel) o puede contribuir al crecimiento de la Iglesia (como Priscila). La mujer tiene un gran poder.

Las mujeres pueden determinar el carácter y éxito de sus hogares, empresas, trabajos, escuelas y de la iglesia.

La mujer no será la cabeza del hogar, pero es el cuello que mueve a la cabeza; la mujer no tendrá el brazo fuerte que conquista, pero tiene la energía que lo mueve; la mujer no será como el cedro del Líbano, pero ella es como el perfume delicioso de la mirra; la mujer representa al Espíritu Santo, y él es como un silbo apacible y suave, y sin embargo poderoso e invencible.

La mujer tiene un poder invisible. Permítanme hacer una comparación: Podemos predicar de Jesús, pero sin la unción del Espíritu de qué vale; podemos construir un templo más grande, pero sin la presencia del Espíritu para qué sirve; podemos tratar de hacer las cosas bien, pero si el Espíritu no habita en nosotros, qué valor tiene. Sin el Espíritu Santo somos nada. El Espíritu Santo es el poder invisible, que lo sostiene todo.

De la misma manera, la mujer tiene un poder invisible. Déjenme contarles un par de historias: Tenía unos cuantos meses de casado, y recibí una invitación para predicar en Chile. Martha y yo recibimos la invitación con enorme alegría, y yo traté de prepararme lo mejor que pude, repasé mis sermones y Martha preparó mi maleta; llegó el día y salí rumbo a Santiago, cuando llegué, abrí mi maleta y encontré una carta de mi mamá, ella me decía que había orado por mí cada día, que iba a orar por mí durante toda su vida y que le había pedido al Señor que usará mi vida, ¿por qué creen que estoy aquí? ¡Por la oración de mi mamá! ¡La mujer tiene poder! Tengo otra historia: Hace algunos años atrás, no muchos como quisiera, toque fondo, llegue a una situación en la que nadie creía en mí, ni siquiera yo creía en mí. Había escuchado la voz de Dios diciéndome grandes cosas, pero las circunstancias se habían tornado dramáticamente difíciles. En  ese momento todo iba cuesta abajo, y yo pensaba que no había nada qué hacer; en medio de esa crisis, apareció la figura de Martha, ella espero un momento de silencio, y entonces me habló: Yo estoy aquí para protegerte, voy a salir al frente y vamos a avanzar. Si hemos llegado a este punto es porque Martha me ha empujado, ¿por qué creen que estoy aquí? ¡Por la fortaleza de Martha! ¡La mujer tiene poder!

Estoy diciendo que la mujer tiene el poder de crear una atmósfera, el poder invisible de comunicar energía. La mujer puede ser una gran bendición o puede ser un enorme tropiezo (en el hogar, en el trabajo y también en la iglesia). El espíritu de la mujer puede levantar o aplastar al espíritu del hombre.

Conclusión

Queridas hermanas, hoy celebramos el Día Internacional de la Mujer, una ocasión para invitarlas a asumir su papel en la creación, en el plan redentor de Dios. Ustedes pueden quejarse de su situación, o pueden agradecer al Señor por el poder tan grande que les ha concedido; pueden elegir resentirse y cruzarse de brazos, o pueden prometer que harán todo lo que está a su alcance, para que el hogar, la oficina, la empresa y la iglesia sean más hermosas. Ustedes pueden embellecer sus hogares, ustedes pueden engrandecer esta iglesia, ¿cómo?

1.      Capacitando

2.      Condecorando

3.      Consolando

4.      Consagrándose

5.      Continuando

Queridas hermanas, les deseo todas las bendiciones del Señor. Pero más importante que desearles cosas buenas, les pido que asuman su rol y que contribuyan con sus vidas, dones y talentos a extender el Reino de Dios.

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