Los Cristianos y el prosperar de Dios

Los Cristianos y el prosperar de Dios

«Y Jehová estaba con él, y adondequiera que salía, prosperaba.» 2 Reyes 18:7 (RVR)

Ezequías fue un rey que comenzó a reinar un país en decadencia. Su padre había alejado la conciencia del pueblo de la adoración al verdadero Dios creando cientos de altares a dioses falsos. La sociedad estaba enviciada y en decadencia. No había moral, ni ética, ni valores. La economía estaba quebrada, hoy se acrecentaría el rumor que entraría en default. Y en medio de esta situación tan crítica, los enemigos de Judá se alentaban para atacarla, invadirla y tomarla.

Pero este joven rey hizo algo muy valiente. Decidió poner en Dios su esperanza y confiar en la generosidad divina. Más allá de las negras perspectivas que se auguraban para su reino, Ezequías sabía que podía confiar en Dios. Y que si trataba de alinear su pensamiento y sus políticas de gobierno a los mandamientos de Dios, Este tendría la bondad de asistirlo y ayudarlo.

¿Era una relación matemática? Definitivamente no. No es cierto que si le damos a Dios 2 nos va a devolver 2 o más. ¿Era una relación temporalmente conveniente y ajustada? Definitivamente no. No es cierto que si somos fieles a Dios, Él va a bendecirnos cuando nosotros creamos que es el momento oportuno.

Sin embargo este joven rey, en vez de dejarse seducir por alianzas humanas que se le ofrecían a granel, eligió confiar en su Dios. Aunque para muchos cometía un error, Ezequías estaba convencido que hacía lo correcto. Y no se equivocó. Dios comenzó a prosperarlo. Y la situación del país cambió drásticamente. No fue una mejora de la noche a la mañana. Hubo mucho esfuerzo en el medio, y mucha paciencia.

Pero Dios es fiel y cumple sus promesas. Él no es deudor de nadie y es galardonador de aquellos que confían en Él. Pasaron miles de años de esta decisión de Ezequías, y Dios sigue siendo el mismo. No ha cambiado. Y nos sigue ofreciendo su retribución.

Lamentablemente, en lugar de seguir el buen consejo de Ezequías, hoy intentamos buscar caminos alternativos para obtener mejores resultados. Elegimos atajos que a nuestro criterio son válidos o buenos que quiebran las reglas de Dios, y esperamos que Dios nos bendiga y prospere igual. Pero nos olvidamos que Dios sigue siendo justo y equitativo. Su prosperidad está relacionada proporcionalmente a nuestra fidelidad. No busques otro camino.

REFLEXIÓN – Apicá la regla de la prosperidad de Dios.

Un gran abrazo y bendiciones

Dany

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