REFLEXION CRISTIANA – ARMAS ENGAÑOSAS

REFLEXION CRISTIANA – ARMAS ENGAÑOSAS

El avión despegó de un aeropuerto en los Estados Unidos de América mientras los pasajeros se acomodaban en sus asientos, asegurándose de que tenían bien abrochado el cinturón de seguridad. Algunos elevaron una plegaria en silencio al Dios en quien creían; otros hicieron la señal de la cruz, manifestando así su fe.

Entre los pasajeros iba un hombre acompañado de un niño. Los dos ocupaban asientos en la sección central de la nave, y se disponían a dormir.

De repente, el hombre se levantó con brusquedad, agarró de la mano al pequeño, y casi a rastras entró con él a la cabina de mando.

El piloto y el copiloto palidecieron cuando el desconocido sacó rápidamente una pistola y gruñó: «Si quieren salvar el pellejo, diríjanse a La Habana.»

Sin titubear, los pilotos obedecieron la orden y se dirigieron a Cuba. El portavoz de la tripulación, por su parte, se encargó de explicarles a los pasajeros lo que había ocurrido.

La sorpresa fue mucho mayor cuando por la radio se escuchó el siguiente boletín: «Esta es Radio Reloj Nacional en La Habana, Cuba. Hace pocos minutos arribó a la capital cubana uno de los líderes sindicalistas más destacados del momento. ¡Se valió de una pistola de juguete para atemorizar a los pilotos y secuestrar un avión de la Aerolínea Eastern!»

Cuando los pilotos oyeron la noticia, se enojaron aun más por haberse dejado secuestrar ¡con una pistola de juguete!

Es evidente que esto sucedió hace muchos años. En la actualidad sería muy difícil concebir tal desenlace. Aunque un pasajero lograra burlar la estricta vigilancia del aeropuerto y pasar a bordo con una pistola de juguete, ya no sería tan fácil entrar en la cabina de mando del avión.

Es probable que los pilotos de aquel avión hayan sido objeto de burla de sus conocidos algún tiempo después de aquel suceso por haber dejado que les tomaran el pelo con una pistola de juguete. Aun hoy nos parece ridículo, y sin embargo a nosotros nos pasa lo mismo, sólo que con otra clase de pistolas engañosas. Las que nos dominan a nosotros no son armas físicas, ni de plástico ni de metal, sino las armas del engaño fiscal, del engaño amistoso y del engaño amoroso.

¿Qué de los que engañan a sus patrones en la empresa donde trabajan, robando tiempo y dinero cada vez que se presenta la oportunidad? ¿Qué de los que engañan a sus presuntos amigos, dando la impresión de que les son fieles mientras se confabulan con otros contra ellosí ¿Y qué de los que engañan a su pareja, ya sea antes o después de casados, entregándole sin vergüenza su afecto a otra persona?

Más vale que reconozcan que para los que secuestran a otros empleando semejantes armas, les espera un castigo divino seguro, tan seguro que no hay modo de burlarlo… a no ser que le pidan a Dios perdón por esos actos egoístas y detestables. De ser así, recibirán el perdón divino al instante, no por sus propios méritos sino por los méritos de Jesucristo nuestro Salvador.

por Carlos Rey

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