Cristiano, No saques conclusiones precipitadas

Cristiano, No saques conclusiones precipitadas

“ATENDERÉ A MIS CAMINOS PARA NO PECAR CON MI LENGUA…” (Salmo 39:1)

Todos, aún los mejores, fallan alguna vez. Cuando John D. Rockefeller dirigía la empresa Standard Oil Company, uno de sus directores de más rango cometió un error que le costó dos millones de dólares. Los otros ejecutivos creían que Rockefeller le reprendería con fuerza y que seguramente lo despediría. Pero no fue así. Antes de llamarle a su despacho, el dirigente se sentó, cogió un cuaderno y escribió en una hoja:

“Puntos a favor de este hombre”; allí escribió los aspectos positivos del empleado, incluido cómo anteriormente había ayudado a la empresa a tomar las decisiones correctas y con ello ganar millones de dólares. Uno de los ejecutivos que fue testigo del proceso, reveló más tarde: ‘Cada vez que quiero ir a la carga contra alguien, me obligo a sentarme y compilar una lista de las buenas cualidades de la persona. Hacer ese ejercicio me da la perspectiva correcta. Y lo mejor de todo, me permite controlar la ira. No sé cuántas veces ese hábito ha impedido que cometa uno de los erres más costosos de la vida –perder los estribos. Se lo recomiendo a cualquiera que tenga que tratar con subordinados.’

Por lo tanto, antes de sacar conclusiones precipitadas acerca de alguien, párate y pídele a Dios sabiduría, luego siéntate y haz una lista de sus mejores cualidades. Al hacerlo, a menudo llegarás a una conclusión diferente. Una cosa es segura: te acercarás a ellos con la actitud apropiada y no dirás cosas de las que te arrepentirás más tarde. El salmista había aprendido también la lección: “Atenderé a mis caminos para no pecar con mi lengua…” (Salmo 39:1).

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