Reflexiones Diarias Hoy – Ya Es Hora De Depertar

Reflexiones Diarias Hoy – Ya Es Hora De despertar

«¿Quién subirá al monte del Señor? ¿Y quién estará en su lugar santo? El limpio de manos y puro de corazón; El que no ha elevado su alma a cosas vanas, Ni jurado con engaño» (Salmos 24:3, 4).

La profesora de la Escuela Bíblica había enseñado a su clase sobre el pecado. Pero, la mente del pequeño Estevan estaba distante. «Ahora, Estevan», dijo la profesora, «diga me, nuevamente, que debemos hacer antes que nuestros pecados sean perdonadosí» «Que debemos hacer antes que nuestros pecados sean perdonadosí» resalto él, aún ajeno a lo que ella hablaba, «¡Pecar!»

Y es eso lo que todos nosotros hacemos el tiempo todo: pecar.  Todo el tiempo estamos desagradando a Dios. Y, aunque no fuese ése el problema del niño de la clase bíblica, estamos ajenos en relación al amor, estamos ajenos en relación a la obediencia a Dios, estamos ajenos en relación a la humildad en el vivir diario, estamos ajenos en relación a las almas perdidas, estamos ajenos en nuestra caminata en dirección al Cielo de gloria. Quizá nuestro mayor pecado sea la indiferencia a todo cuanto Dios hizo por nosotros y a todo cuanto debemos hacer para que el nombre de Jesús sea glorificado.

Necesitamos, y mucho, del perdón del Señor. No estamos prestos para servirlo, no estamos listos para anunciar las Buenas Nuevas, no estamos dispuestos a prescindir a los placeres de la carne, no nos esforzamos para tener una vida brillante junto al altar del Salvador.

Todo cuanto tendríamos que hacer para necesitar el perdón de Dios ya lo hemos hecho. Somos pecadores y dependientes de la misericordia divina. Lo que necesitamos hacer ahora es buscar la gracia del Señor para pecar menos y, así, tener menos motivos para pedir perdón. Precisamos del poder divino para ser más santos, para tener las manos más puras, para tener el corazón más limpio. Queremos subir al monte del Señor, queremos estar en la presencia de Dios, queremos sentir su abrazo, queremos adorarlo y exaltar Su santo nombre.

Si, por tanto, estamos ajenos a las cosas de nuestro Señor, ya es hora de despertar

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