Aunque la Navidad «Paso» – Dios no se olvida de un Justo

La-Navidad-SimeonLa Navidad «Paso» – Pero Dios no se olvida de un Justo

«Movido por el Espíritu, fue al templo. Cuando al niño Jesús lo llevaron sus padres para cumplir con la costumbre establecida por la ley, Simeón lo tomó en sus brazos y bendijo a Dios.» Lucas 2:27-28 (NVI)

Estaba en Jerusalén un anciano llamado Simeón, que la Biblia lo describe como un hombre justo y devoto que esperaba la redención de Israel. María estaba viajando a la ciudad de David para purificarse y presentar las ofrendas del caso. El niño Jesús era un pequeño bebe igual que otros miles de bebes que había en Palestina. Nadie podía ver en Él algo diferente. Excepto Simeón.

Había mucha gente en el templo ese día, y muchas mujeres que llegaban para cumplir con el ritual de purificarse. No sabemos a qué hora fue María al templo, pero de algo estamos seguros. El Espíritu de Dios le indicó a Simeón que su oportunidad de ver al Mesías era en ese momento y el anciano se levantó y fue al templo. ¿Cómo encontrar al Mesíasí No tenía un cartel luminoso que le indicara, ni estaría volando rodeado de ángeles.

Solo el anciano Simeón sabía del tema, para los miles de visitantes que había en el templo, María y José eran solo una pareja más. Simeón miraba a cada niño con su madre, buscando lo que no sabía cómo era. Miraba, buscaba, no se desanimaba. Entonces los vio. Algo le dijo que eran los elegidos. Y cuando se acercó al matrimonio y vio al niño, Dios le confirmó y supo que ese pequeño ¡era Dios mismo!

Estuvo en el lugar justo, en el momento justo. Toda una vida esperando por ese momento. Encontró lo que estaba buscando, parecía que Dios se había olvidado de él y de su búsqueda, que había pasado demasiado tiempo, que ya era viejo y sin fuerzas. Sin embargo, este hombre justo pudo ver en medio de una multitud ciega al Mesías. Los demás solo pasaban apurados mirando sus ombligos, Simeón estaba buscando al Cristo.

En esta navidad, ¿Qué estabas buscando? Seguramente encontraste tu regalo, o algún abrazo de un ser querido. Tal vez una mesa con algo rico para comer. Un llamado, un mail o un mensajito. Pero, ¿encontraste a Jesucristo? Dios te mueva en este día, a ir al encuentro del Mesías y a disfrutar como Simeón del placer de un encuentro personal, diario y permanente.

REFLEXIÓN – ¡Jesucristo es justo lo que buscabas!

Un gran abrazo y bendiciones

Dany

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