Hablando con el Enemigo – La Historia de Saul

Saul y la Bruja de EndorLA HISTORIA DE SAUL Y LA BRUJA

Samuel le dijo a Saúl: ¿Por qué me molestas, haciéndome subir? Estoy muy angustiado respondió Saúl. Los filisteos me están atacando, y Dios me ha abandonado. Ya no me responde, ni en sueños ni por medio de profetas. Por eso decidí llamarte, para que me digas lo que debo hacer. Samuel le replicó: Pero si el Señor se ha alejado de ti y se ha vuelto tu enemigo, ¿por qué me consultas a mí. 1 Samuel 28:15-19.

Saúl tomó una muy mala decisión, ya que no estaba dispuesto a reconocer su falta, pedir perdón y mucho menos perseverar en oración, buscó otra salida, y se fue a buscar a una bruja. Trató muy débilmente de encontrar la salida en Dios, pero como no encontró la salida a la primera, decidió llamar a las puertas del infierno para resolver sus problemas.

¡Que contradicción! Él mismo había echo sacar a todas estas adivinas del pueblo y ahora fue en busca de una, él sabía que el pecado de adivinación era peor que una atrocidad a los ojos de Dios, pero así son las incoherencias que consumamos cuando nos retiramos un milímetro de la perfecta voluntad del Dios Santo.

Saúl cayó muy bajo y lo sabía muy bien, por eso actuó a escondidas, tomó a dos criados con él y enmascarado y entre tinieblas fue en busca de su propio mal. Así se conducen los obnubilados por caprichos y pasiones bajas, actúan, sin que nadie nos vea, son llevados de la mano por Satanás, cautivos para consumar el mal.

¡Que afán el del diablo de desprestigiar a los hijos de Dios! En realidad somos nosotros mismos quienes decidimos por nuestra propia ceguera espiritual menoscabar la gracia de Dios. Las noche no pueden mezclarse con la Luz, los hijos de Dios no pueden mezclarse con las obras del rey de las tinieblas, y por más que Saúl haya querido disimular una buena intención (quería un consejo del profeta Samuel) no tenía nada que ver en esto, que se mezcle con adivinas y brujas, hijas del diablo y sus huestes de maldad. En la consejería matrimonial he escuchado cosas tan inverosímiles como justificación para el adulterio que ya nada casi me sorprende, pero hay una sola verdad, las malas obras son faenas de las tinieblas, y ellas odian a la Luz.

Saúl le prometió de todo a la bruja con tal de satisfacerlo, mientras ella exigía pagos para hacer más evidente lo bajo que estaba cayendo, más estaba él dispuesto a prometer y jurar, así es la faena de Satanás, una vez que te tiene amordazado, te denigra hasta lo más bajo, le deleita recrearse viendo a los creados a la semejanza de Dios derrotados y dominados por el poder de las tinieblas.

La bruja le hizo creer a Saúl que hablaría con el profeta muerto, con sus encantos, satisfizo su deseo y los unió, Saúl había completado su total deshonra, ya más bajo no se podía caer. Por supuesto que Satanás te regala lo que sueñas, pero cuál es el costo de tanta vanidad, sólo un instante de placer, porque todo lo que el hombre siembra, eso cosechará, nadie puede burlarse de Dios y salir impune.

Hoy hay brujas al por mayor, y es verdad que lo que prometen te llegará, desde la suerte hasta el hombre de tus sueños, pero por cuánto tiempo será esta ilusión, no seas ingenuo, nadie puede jugar con las tinieblas y salir impune de esto.

Saúl deseaba que se les diga lo que debía hacer (1 Sam. 28:15), pero sólo Dios es el único que sabe y dicta la VERDAD, y he aquí lo contradictorio, pues habiendo tenido la oportunidad tantas veces de obedecer la voz de Dios, nunca quiso obedecer, así que fue ahora el diablo quien le aconsejó. Ya que tocó las puertas del mismo infierno para buscar ayuda no recibió la luz que esperaba, ningún rayo de luz se asomó, sólo más tinieblas y confusión.

Que condición tan deplorable la de Saúl, había insistido tanto para encontrar una respuesta que le diera tranquilidad y ahora estaba más hundido en su propia miseria, así podemos caer al punto de bañarnos en nuestra propio vómito cuando no estamos dispuestos a sujetarnos a Dios.

Ya no había una nueva oportunidad para el rey depuesto, el corazón de Saúl estaba totalmente endurecido, él mismo había cavado su propia ruina, lo que empezó con un acto de desobediencia, fue decayendo en envidia, celos, ingratitud, mentira, asesinato y traición a Dios. NO te sorprendas mi querido hermano y menos te adelantes a decir “De esta agua no beberé” mejor corre a los brazos del Dios lleno de misericordia, ponte a cuentas con él y si todavía sientes tu corazón con callos, dobla tus rodillas y pide perdón, Él será amplio para perdonarte y llenarte de amor.

Con respeto para el pueblo de Dios

Pastora Martha Vílchez de Bardales

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