Los Cristianos y las promesas de Dios

Las Promesas de DiosLa Promesa de Dios

«Jesús le dijo: Tu hermano resucitará.» Juan 11:23 (RVR)

El 16 de julio de 1950, el niño Edson Arantes do Nascimento con nueve años de edad estaba jugando al futbol en la calle de su casa, cuando su papá lo llamó: Vení que ya empieza la final de la copa del mundo. ¡¡Brasil va a ser campeón!!

El estadio Maracaná estaba lleno. Todos esperaban que Brasil le ganara a Uruguay y se coronara campeón del mundo. Se habían confeccionado miles de camisetas con la leyenda «Brasil campeón», la casa de la moneda había acuñado monedas con la misma leyenda. Se había contratado once limusinas para trasnportar a los jugadores campeones a la sala del festejo. Solo que Brasil no ganó. Y el país entero lloró. Don João Ramos también lloró desconsoladamente. Nadie podía creer lo que había pasado. Y el pequeño Edson le prometió a su papá: No llores, yo voy a ganar una copa del mundo para Brasil.

Ocho años más tarde en Suecia el equipo de Brasil salía campeón del mundo con Pelé en el equipo. Tal vez nadie se acordaba de esa promesa hecha en 1950 excepto don João Ramos. ¿Lo había consolado ese 16 de julio de 1950? No, definitivamente no. Sin embargo, la promesa se cumplió.

Salvando las distancias, Jesucristo le hizo una promesa similar a Marta. Acababa de perder a su hermano. Y estaba destrozada por el dolor de la partida. Y en medio del luto y del velorio Jesucristo le promete que su hermano resucitará. ¿Cómo se habrá sentido Marta? Seguramente no le sirvió la promesa, su sufrimiento extremo era ahora, y la frase parecía ser consolación para más adelante.

Pero quien prometía era Dios mismo. Y para su asombro, unos minutos después de haber hecho la promesa, Jesucristo pedía que corran la piedra del sepulcro y Lázaro aparecía caminando. Él que estaba muerto había resucitado. Y a pesar del dolor y de la incomprensión de sus hermanas, el milagro estaba hecho.

Tal vez hoy estás como Marta, o como Don João Ramos, sufriendo por una pérdida, llorando un fracaso o angustiado por una frustración que para vos es eterna. Dios hoy vuelve a recordarte que sus promesas son fieles y se cumplen. ¡Que podés confiar en Dios! Él sabe tu dolor y tu necesidad y tiene el poder para suplirla. Dios siempre cumple lo que promete.

REFLEXIÓN – No dudes de las promesas de Dios.

Un gran abrazo y bendiciones

Dany

1 COMENTARIO

  1. muchas gracias queridos hermanos por todos los mensajes recibidos durante el año.  han sido de mucha bendicion para nosotros porque publico de estas maravillosas reflexiones en el boletin de nuestra iglesia.  Dios les continue bendiciendo

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