La Biblia y la emociones: Demostrar tus emociones genuinas

Hombre emocionadoLa Biblia y el Demostrar emociones genuinas

“JESÚS LLORÓ. DIJERON ENTONCES LOS JUDÍOS: ¡MIRAD CUÁNTO LO AMABA!” (Juan 11:35-36)

Algunos son como libros cerrados: nadie conoce su contenido. A Jesús no le importó ser vulnerable. Lloró ante la tumba de su amigo Lázaro. ¿Puedes tú demostrar tus emocionesí ¿Hablas de los triunfos que has logrado pero no de las lágrimas que has derramado en el camino? Cuando hablas sólo de tus éxitos pero no mencionas las dificultades para conseguirlos, tus oyentes tienen la sensación de que el listón está demasiado alto para ellos. ¿Es eso lo que quieresí Jesús se enfureció cuando los poderosos se aprovechaban de los débiles; por eso derribó las mesas de los cambistas y los expulsó del templo. Y este mismo Jesús lloró sobre Jerusalén y sus habitantes, sabiendo cuáles serían las consecuencias de haberlo rechazado.

No se trata de explotar con mal genio a cada paso, ni de echarse a llorar cada vez que surja una dificultad. Pero a menos que puedas demostrar un grado apropiado de empatía y transparencia, no tendrás credibilidad. Dice la Biblia: “Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora… tiempo de llorar y tiempo de reír, tiempo de hacer duelo y tiempo de bailar” (Eclesiastés 3:1-4). Si sabes ser duro pero no tierno, la gente admirará tus logros y seguirá tus instrucciones, pero tal vez guarden sus distancias. La consecuencia será que te quedarás solo, una soledad que te has impuesto a ti mismo por no estar dispuesto a abrirte y dejar que te conozcan. Jesús demostró emociones genuinas; tú también debes hacerlo.

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