JESUS SACERDOTE PARA SIEMPRE

Jesus nuestro sumo sacerdoteJESUS SACERDOTE PARA SIEMPRE

«Pero como Jesús no morirá jamás, no necesita pasarle a ningún otro su oficio de sacerdote. Jesús puede salvar para siempre a los que, por medio de él, quieren ser amigos de Dios. Pues vive eternamente, y siempre está pidiendo a Dios por ellos.» Hebreos 7:24-25 (BLA)

El oficio de sacerdote en Israel era un privilegio que solo una tribu tenía. Solo la tribu de Leví tenía el derecho de proveer sacerdotes para oficiar en el templo de Jerusalén. Era la única tribu de toda la nación que no tenía un territorio fijo. Ellos no habían recibido en la distribución de tierras que había hecho Josué al conquistar la tierra prometida, una porción de territorio.

No era un capricho o un castigo. Fue la decisión de Dios. Porque esta tribu especial iba a ser mantenida por las restantes tribus de por vida, porque ellos serían los sacerdotes de Dios. Eran los elegidos para contactar a las personas con Dios y restablecer la comunión entre ambos. Primero debían ellos mismos ofrecer por sus pecados personales y luego estaban habilitados para hacerlo por el pueblo.

Era un trabajo hereditario. Los padres les enseñaban a los hijos como debían actuar, les enseñaban los ritos, las reglas y las demandas de Dios. Y como en todo grupo humano hubo sacerdotes buenos y sacerdotes malos. Pero ninguno logró permanecer. Todos morían. Por esa razón su ministerio de volver a relacionar a los mortales con el Dios inmortal era un tema temporal. El sacerdote era imperfecto, el sacrifico era imperfecto, la ofrenda era imperfecta.

Durante muchos años, esto fue así; hasta que apareció Jesucristo. Él fue el único sacerdote con poder y autoridad para no morir. Fue, es y será siempre el único sacerdote eterno, fue quien mató a la muerte y por eso puede dar vida.

Y fue el único sacerdote que fue simultáneamente sacerdote y holocausto. Todos los anteriores ofrecían un sacrificio de sangre ajena. Cristo fue el único que se ofreció a si mismo y dio de su sangre para restablecer la comunión de Dios con las personas, con vos y conmigo.

Y si eso no fuera suficiente (aunque es más que suficiente), Jesucristo es el único sacerdote que tiene la posibilidad de interceder permanentemente por tus faltas y las mías. Es nuestro abogado perfecto y on line con el Trono Celestial. Es nuestro Salvador permanente y nuestro Defensor permanente.

Frente a la grandeza de la obra de Jesucristo, y a la permanencia de sus beneficios para nosotros, ¿por qué será que nos cuesta tanto amarlo y respetarlo?

REFLEXIÓN – Que tu respeto sea tan permanente como tu Salvador.

«Pero como Jesús no morirá jamás, no necesita pasarle a ningún otro su oficio de sacerdote. Jesús puede salvar para siempre a los que, por medio de él, quieren ser amigos de Dios. Pues vive eternamente, y siempre está pidiendo a Dios por ellos.» Hebreos 7:24-25 (BLA)

Un gran abrazo y bendiciones

Dany

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