No seas necio. Parte dos

No seas necio. Segunda parte

“…NECIO, ESTA NOCHE VIENEN A PEDIRTE TU ALMA…” (Lucas 12:20)

El necio ambicioso. Jesús narró la historia de un próspero agricultor que dijo: “…Derribaré mis graneros y los edificaré más grandes…” (Lucas 12:18). Es evidente que era un hombre de negocios previsor. Pero luego añadió: “Y diré a mi alma: Alma, muchos bienes tienes guardados para muchos años; descansa, come, bebe y regocíjate. Pero Dios le dijo: Necio, esta noche vienen a pedirte tu alma… Así es el que hace para sí tesoro y no es rico para con Dios.” (vv.19-21). Este hombre había planeado mucho para el tiempo presente pero nada para la eternidad. Pensó mucho en sí mismo, pero no en Dios. Cuidó mucho de su cuerpo, pero no de su alma.

Se cree que el cuerpo humano contiene el fósforo equivalente a ochocientas cabezas de cerillas, suficiente azúcar para sacar sesenta cubitos, unas veinte cucharadas de sal y suficiente hierro para sacar unos diez dólares de clavos. El resto no es más que polvo y agua. Cuando mimas, promueves y proteges esa parte de ti que sólo va a vivir setenta u ochenta años, y descuidas la parte de ti que va a vivir eternamente en el cielo o en el infierno, Dios dice que eres necio. El hombre de la parábola creía que le quedaban “muchos días”, pero Dios le dijo: “…Esta noche vienen a pedirte tu alma…” (Lucas 12:20). No olvides que un accidente, una arteria bloqueada, una bala perdida, un motor de avión averiado o un conductor borracho pueden acabar con tu vida en un instante. ¡Espabila! La cuestión no es si vas a morir, sino cuándo. ¿Estás listo para presentarte delante de Diosí

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