La Biblia y el hermano Cuarto

La Biblia y el hermano Cuarto

“Saludos de parte de Gayo, de cuya hospitalidad disfrutamos yo y toda la iglesia de este lugar. También les mandan saludos Erasto, que es el tesorero de la ciudad, y nuestro hermano Cuarto.”Romanos 16:23 (NVI)

En las olimpiadas de Londres 2012 a Ariel Suárez y Cristian Rosso se les escapó la chance de medalla por poquito. A pesar de que se mantuvieron terceros durante gran parte de la regata, llegaron cuartos en el doble par y consiguieron el diploma. Excelente actuación.

El equipo viene superándose año a año desde 2009. Del noveno puesto del Mundial hasta el sexto lugar en las Copas. Ahora fueron cuartos, superando a campeones Olímpicos y Mundiales. El bote argentino viene creciendo, hizo un cambio grande y se apuesta a llegar todavía mejor a la siguiente olimpiada.

Sin embargo, frente al optimismo y al orgullo de los remeros argentinos, hubo muchos que criticaron el cuarto lugar, ¡se quedaron sin medalla! Fue la frase más escuchada, que lejos de valorar el esfuerzo realizado por estos muchachos, desmerece el trabajo realizado. Pareciera que salir cuarto es un fracaso, para la cultura exitista que hoy tenemos.

Como no subieron al podio y se quedaron afuera por muy poquito, parece que es un fracaso. Los argentinos somos así de egoístas. Por eso me maravilla ver como piensa Dios.

Pablo se estaba despidiendo de la iglesia en Roma y usa todo un capítulo de la Biblia para dejar escrito los nombres de sus principales colaboradores y detallar que hizo cada uno. El último en ser nombrado es Cuarto. No era nadie, no sabemos que hizo, no tenemos su biografía ni ningún dato de su vida. Lo nombraron casi de última. Aparece como olvidado en la última frase de la carta.

Pero Dios lo reconoció. Para Dios este hombre cumplió su ministerio, acabó la obra y recibió en el Cielo la justa recompensa a tu tarea. No tuvo medalla por ser cuarto, pero tuvo corona y honra. Dios nunca olvida el trabajo que hacemos para Él.

No importa cuanto los humanos valoren tu esfuerzo y trabajo. No importa cuantos aplausos recibas o cuantas veces subas al podio del reconocimiento humano. Dios tiene otra mirada sobre el éxito. Y para Dios, tu aporte siempre es valioso. Dios nunca olvida ni pasa por alto lo que hiciste.

REFLEXIÓN – Dios siempre te da una medalla.

Un gran abrazo y bendiciones

Dany

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí