La Condición en el mandamiento de Dios

La Condición en el mandamiento de Dios

«Si ustedes obedecen fielmente los mandamientos que hoy les doy, y si aman al SEÑOR su Dios y le sirven con todo el corazón y con toda el alma, entonces él enviará la lluvia oportuna sobre su tierra, en otoño y en primavera, para que obtengan el trigo, el vino y el aceite.» Deuteronomio 11:13-14 (NVI)

Las personas solemos complicarnos en nuestros razonamientos o argumentos. Cuando intentamos justificar algo damos muchas vueltas para llegar al razonamiento final. Le buscamos a todo la quinta pata al gato y elucubramos pensamientos laterales para tratar de justificar lo que no podemos justificar.

Dios es mucho más simple. A pesar de ser absolutamente poderoso, totalmente sabio y completamente eterno. Alguien con semejante grado de conocimiento y con tanta experiencia debería tener un pensamiento complejo difícil de interpretar para los simples mortales como nosotros.

Es como cuando un doctor te dice un diagnóstico. Nunca entendés lo que te dice porque te lo explica en su lenguaje de doctor. Sin embargo, Dios no es así, ¡gracias a Dios! El ser más grande del universo tiene la suficiente claridad para explicar las cosas importantes de una manera tal que es muy sencillo de comprender por cualquier interlocutor.

¿Qué espera Dios de vosí Lo mismo que esperaba del pueblo de Israel. Obediencia. Le había dado muchas pruebas de su amor y fidelidad. Los había liberado de la esclavitud de Egipto, los había alimentado durante cuarenta años, los había defendido de todos sus enemigos, los había cuidado para que no se gaste sus sandalias o sus vestidos. Les había demostrado en reiteradas oportunidades que su mano milagrosa estaba a favor de ellos.

Dios es absolutamente simple y generoso. Les prometió su cuidado y bendición para el pueblo de Israel si solamente se mantenían fieles a sus mandamientos. Prosperidad, felicidad, satisfacción, realización como personas, eran la consecuencia de tomar una decisión. Pero ellos no quisieron y se revelaron desobedeciendo a Dios.

Miles de años más tarde, Dios sigue siendo igual. Desea darnos hoy su bendición, cuidado y prosperidad. Pero lo condiciona a nuestra obediencia. Dios no malcría hijos caprichosos. Y algunas veces queremos que Dios lo haga, nos comportamos como esos chicos malcriados que lloran cuando reciben un no por respuesta. E imitamos lo que con tanta simpleza censuramos en otro.

Cada desobediencia tuya está originada en un capricho para llevarle la contra a Dios. Y eso lo único que genera es que Dios detenga su mano de bendición en tu vida.

REFLEXIÓN – Ya sabés cual es la condición para la bendición.

Un gran abrazo y bendiciones

Dany

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