Alejados de Dios

0

Alejados de Dios

Jueces 6:1-10

Introducción

El pueblo de Israel entró a la tierra prometida (donde fluye leche y miel) y ahí murió Josué, quien no dejó un líder al frente del pueblo. Había problemas y divisiones entre las tribus de Israel, además el culto al Dios que los había liberado de Egipto se había corrompido, y la idolatría de los pueblos que los rodeaban se infiltró en ellos. Debido a lo anterior el Señor levantó jueces. Este fue la dura temporada desde la muerte de Josué hasta el ministerio del profeta Samuel y la monarquía de Saúl.
Los Jueces no eran precisamente juzgadores de Israel, más bien eran caudillos y guías que conducían al pueblo obedecer a Dios al conquistar y reconquistar sus promesas, destruyendo a las naciones que los oprimían. Durante este período hubo momentos en que el pueblo elegido se volvió a Dios y otros en que se separó.
El capítulo 6 inicia diciendo que, después de 40 años de paz y bendición de parte de Dios, el pueblo se desvió nuevamente, y padecieron las consecuencias de esto durante siete años.

Nuestra meditación día tiene como propósito describir la situación del pueblo de Israel cuando se aparta de la voluntad de Dios y busca en otras cosas su satisfacción y razón de vida, y cómo la iglesia de hoy, con todo y los recursos que el Señor nos ha dado, más que a los antiguos, nuevamente busca otras cosas y sufrimos las consecuencias de estar apartados del Señor de Señores.
I. El pueblo se aparta de Dios (v.1) “Los hijos de Israel hicieron lo malo ante los ojos de Jehová…”
2 Este período del pueblo de Dios fue precedido por un lapso de cuarenta años de paz y tranquilidad en la nación israelita. Pero nuevamente el pueblo hizo lo malo ante los ojos del Señor.
Aquí cabría preguntarse, ¿qué era lo malo a los ojos de Diosí En el Sinaí el Señor había dado leyes, mandamientos que reflejaban la voluntad de Dios para un pueblo que debía ser santo y apartado. Pero además, tales estatutos reflejan el carácter de Dios. Un aspecto es que el Dios de Israel es celoso y exclusivista, es decir, nada ni nadie debe ocupar el primer lugar en los afectos del corazón de quienes lo reciben como su protector y libertador. Así mismo, sus palabras deben ser tomadas como autoridad en cualquier asunto de la vida.
Dicho lo anterior, el pueblo, con falta de un compromiso y fidelidad a un Dios con estas características, se fue en pos de otros dioses, los de los madianitas, amorreos, heteos y demás naciones que les rodeaban. Para ellos resultaba más fácil practicar una vida basada en la satisfacción de los sentidos (olfato, vista, tacto, etc.), y los ídolos populares les daban la posibilidad de hacerlo. Se complacían en pensar que sus logros personales eran el resultado de su esfuerzo, más que dádivas de un Dios invisible, quien en muchas ocasiones nos mete en hornos de prueba para moldear nuestro carácter para ser útiles en sus manos.

Los israelitas practicaron así la idolatría. Este es uno de los pecados más abominables a los ojos de Dios. En primer lugar, por mostrar infidelidad al colocar en el trono del corazón algo o alguien que no es Dios (ya sean personas, posesiones, aptitud, esculturas, etc.), y a la vez querer favores de Dios. En segundo lugar, por colocar al grandioso y único Dios al nivel de cualquier escultura, obra de manos de hombre.
En nuestros días el pueblo cristiano también hace lo malo ante los ojos de Dios, pues si bien no practica la idolatría como los antiguos, honrando y glorificando una imagen o persona, sí pone en el trono de su corazón a personas, trabajo, gustos, placeres, pecados, etc. Como en otros tiempos, esto aleja nuestras vidas del Señor, y quedamos desprotegidos ante nuestros enemigos, que consumen y humillan al pueblo escogido de Dios.

II. Las consecuencias de estar alejados de Dios (v.2-6) “… Madián los oprimía cada vez más…”

La consecuencia de que el pueblo buscará otros dioses y otros propósitos para su vida fue el abismo entre el ser humano y el Señor. El pueblo fue entregado a los madianitas, sus enemigos, por siete años. Madián era un pueblo inculto e ignorante que en otro tiempo Israel había sometido. Pero cuando se alejaron del Creador, los madianitas se hicieron fuertes, numerosos y poderosos, más que ellos.
Al ser más fuertes sus enemigos, y sin el poder de lo alto, los israelitas fueron oprimidos, es decir, sufrieron robos, maltratos y sus sembradíos y ganadería eran destruidos y consumidos por madianitas, amalecitas e hijos del oriente, ¡y hasta los camellos de sus
enemigos fueron beneficiados!
Todo esto acarreaba en Israel sentimientos de impotencia y temor por la incertidumbre que causaban los enemigos, pues no sabían que ocurriría con ellos como nación. Además de que no podían hacer nada ya que la pobreza asomaba diariamente. Pero el sentimiento que más

3 prevalecía entre ellos era la desolación al sentirse desamparados y sin solución a sus problemas; aunque lo más seguro es que clamaban a los dioses extraños y no hallaban respuesta. Así seguían viendo que sus fuerzas de hombre no eran suficientes para obtener la tan anhelada libertad.

Cuando no lo tenemos en el centro de nuestra vida, el Señor permite que nuestros enemigos (el diablo y sus huestes, así como la sociedad impía) causen problemas y situaciones que oprimen las vidas de los suyos. Esto nos trae sentimientos semejantes a los de los israelitas:
impotencia frente a las circunstancias, temor ante el futuro y desolación al ver que en muchas ocasiones no hay nada que resuelva nuestros problemas, y lo que tenemos no alcanza para satisfacer totalmente nuestra necesidad. Es entonces cuando el pueblo clama recordando al verdadero Dios.
III. El Señor habla a su pueblo (v. 7-10) “… Jehová les envió un profeta, el cual les dijo…”
Pero el Señor no se complace del dolor de los suyos. En ocasiones lo permite para acercarnos más a él. Dios permitió que Israel fuera oprimido por Madián para nuevamente acercarlos a sí.
En primer lugar, el Señor envió un profeta para reprender al pueblo, y les hizo saber que la causa de su sufrimiento era su alejamiento del Señor al haber hecho lo malo ante sus ojos.
Pero lo hizo recordándoles las maravillosas obras que él había realizado a su favor.

a. La libertad: cuando los sacó de Egipto
b. La provisión amorosa: cuando les dio una buena tierra, la de Canaán
c. La protección: cuando echó fuera a los pueblos que los afligían

Estas cosas había hecho Dios a favor de Israel. Él es un Señor de pactos, que cumple sus promesas aunque su pueblo a veces se aleje de su protección. Pablo dice: “… si somos infieles, él permanece fiel, porque no puede negarse a sí mismo” (2 Timoteo 2: 13).
Desafío

Israel era el pueblo de Dios y él no podía dejarlo en esa situación. Siempre existe el recurso del arrepentimiento, del cual podemos hacer uso cuando nos hemos alejado de él. Éste es el medio por el cual podemos acercarnos a Dios. Él usa los problemas para acercar a su pueblo a su regazo y restaurar su comunión.

TEXTO: Juan 14:15-21,26

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí