Cristianos, sigamos el buen ejemplo

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Cristianos, sigamos el buen ejemplo

«Porque todas las mujeres se enterarán de la conducta de la reina, y esto hará que desprecien a sus esposos, pues dirán: El rey Asuero mandó que la reina Vasti se presentara ante él, pero ella no fue.» Ester 1:17 (NVI)

El rey Asuero era la persona más poderosa del planeta. Tenía un reino que abarcaba desde Etiopía hasta la India. Era el amo del mundo conocido y un rey duro. Hacía falta una mano muy dura para comandar un reino tan grande y sobrevivir a las intrigas palaciegas y a los intentos de subversión.

Este rey hizo una fiesta en Susa, la capital del reino. Y fueron invitados los príncipes y comandantes más importantes. Todo lo que el rey pedía se hacía sin cuestionar y en forma inmediata. Fue una fiesta increíble, digna de un rey tan poderoso. En un momento de la fiesta y mientras la reina Vasti, esposa del rey, daba una fiesta para las mujeres importantes del reino, el rey Asuero mandó llamar a su esposa. Y ella no quiso ir.

Con nuestra mentalidad del siglo XIX, y la libertad que hoy tenemos no parece algo demasiado grave. Hubiera generado una pelea matrimonial y listo. Pero ese desprecio de la reina Vasti se convirtió en un asunto de estado. El rey estaba muy enojado por la actitud y consulta a los sabios para saber que hacer frente a este hecho inaudito.

En una sociedad donde la mujer era un mueble móvil de la casa y donde la reina no podía hacer una fiesta junto a su marido, para no mezclar hombres con mujeres (que eran consideradas inferiores) desobedecer una orden directa del rey era una bofetada a su autoridad. Por ello los sabios le recomiendan al rey tomar una acción dura contra la reina, para que no se genere un mal ejemplo.

Los sabios fueron muy sabios en hacer esta recomendación, porque el ser humano, por su naturaleza, tiene a copiar los malos ejemplos. Difícilmente se copia lo bueno. Es una tendencia natural. Alcanza con que alguien llegue tarde a la oficina y no tenga sanción para que todos luego lleguen tarde. Pero nadie imita al que siempre llega antes del horario de entrada.

Pasa lo mismo en la iglesia. Siempre copiamos y criticamos las cosas que están mal. Pero nunca copiamos las que están bien. El rey Asuero nos deja una gran enseñanza. Deberíamos modificar nuestra cultura personal, para comenzar a copiar lo bueno.

REFLEXIÓN – Seguí el buen ejemplo.

Un gran abrazo y bendiciones

Dany

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