Las apariencias en la Biblia

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Las apariencias en la Biblia

«Él se deleitará en el temor del Señor; no juzgará según las apariencias, ni decidirá por lo que oiga decir.» Isaías 11:3 (NVI)

Vivimos en una sociedad que aparenta. Intentamos mostrar una imagen que no somos. Lo hacemos todo el tiempo. Usamos ropa de marca o celulares caros y no nos alcanza para almorzar al mediodía. Nos hipotecamos hasta quedar insolventes, pero compramos la mejor casa del barrio. Alardeamos de las mujeres o los hombres que tuvimos como novias o novios, pero llegamos solos a casa cada noche. Tenemos en Facebook 5000 amigos, pero hablamos con dos o tres de vez en cuando. Nos mostramos muy seguros, atrevidos y proactivos, pero somos inseguros y dudamos de todo.

Todo el tiempo estamos mostrando una imagen para ser aceptados, pero que no es lo que somos en realidad. En los adolescentes es bien notorio pero aceptable. Ya en personas adultas (o supuestamente maduras), es algo patético y lamentable. Sin embargo, aunque lo censuramos en otros, lo hacemos nosotros.

A veces nos engañan, a veces engañamos, pero hay una realidad. No importa que quieras aparentar, hay alguien que no compra la imagen que querés vender. Dios sabe bien quien sos y que sos. Jesucristo siempre supo, sabe y sabrá que hay en tu corazón y en tu mente. Cuanto hay en tu bolsillo y cuantos megas tiene tu memoria. A Él no lo podemos engañar. Porque Dios sabe todo.

Dios no actúa por las apariencias ni cambia el juicio por lo que escucha de vos o sobre vos. Las personas somos influenciables. Y si 25 personas hablan mal de vos, nos convencerán que sos malo. Dios no es así. Él tiene perfecta justicia al evaluar a cada uno. Y no se deja llevar por las apariencias.

Y hay algo que a Dios le encanta. Es que sus hijos tengan temor de Él. No es una imagen espiritual, ni vender una mirada o una frase religiosa. No es asistir a las reuniones y cantar con los ojos cerrados. No es orar largo y complicado en público o hacerte el predicador de turno. El temor a Dios se ve en tu conducta cotidiana, cuando viajas en el tren a la mañana, cuando jugas al futbol con los amigos, en tu casa al hablar con tu esposa, en la puerta de la iglesia cuando hablás del pastor.

REFLEXIÓN ¿Tienes temor de Diosí No aparentes.

Un gran abrazo y bendiciones

Dany

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