Las demandas de un Líder

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Las demandas de un Líder

«Ellos le respondieron a Josué: Nosotros obedeceremos todo lo que nos has mandado, e iremos adondequiera que nos envíes. Te obedeceremos en todo, tal como lo hicimos con Moisés. Lo único que pedimos es que el Señor esté contigo como estuvo con Moisés.» Josué 1:16-17 (NVI)

Leí un comentario de Gustavo Zarza en su muro de Facebook y me pareció excelente. Y fue lo que motivó que escriba este devocional.

Josué no la tenía fácil. Tenía que reemplazar al más grande de todos los líderes de Israel. Y además de eso, tenía que conquistar un territorio hostil y violento. Ya uno solo de esos problemas era suficiente para atemorizar a más de uno. La combinación de ambos era explosiva.

Frente a semejante desafío, el pueblo de Israel le plantea dos demandas a su nuevo líder, para asegurarle su fidelidad y compromiso.

En primer lugar, le exigen que Dios esté con él, así como estuvo con Moisés. No querían un general más, querían un hombre de Dios. No deseaban a alguien que improvisara, o que propusiera planes humanos (por más brillantes que pudieran parecer), el pueblo deseaba ver que su líder era un hombre en sintonía con Dios, un ser espiritual. Falible como todos, pero en dependencia de Dios.

Lo segundo que le reclaman es que se esfuerce y que sea valiente, que sea ejemplo. Que no dirija desde el sillón de su casa, que los mande a pelear y que sea el primero en saltar de la trinchera. No necesitaban solamente un líder que hable, sino alguien que con su ejemplo y su trabajo motive al resto a actuar. Porque un líder no se impone, se propone.

El resto de la historia la conocemos, Josué cumplió con estas dos demandas en forma completa y tuvo una vida y un liderazgo exitoso y prospero. Tuvo la obediencia del pueblo y su respeto. Y alcanzó la meta que Dios le había determinado.

Mientras escribía esto, me puse a pensar que hoy las demandas para un líder son las mismas. Que esto que el pueblo requería es lo mismo que Dios pide. Y que Dios espera que sus líderes, pastores, responsables o maestros tengan ambas virtudes: un corazón temeroso de Dios y alineado con su Santo Espíritu; y el vigor y la constancia de estar siempre en la primera línea de batalla.

REFLEXIÓN – ¿Eres líder? Tienes demandas.

Un gran abrazo y bendiciones

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