Manejando con la verificación técnica vehicular vencida

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Manejando con la verificación técnica vehicular vencida

«Por lo tanto, antes de comer del pan y beber de la copa, cada uno debe preguntarse si está actuando bien o mal.» 1 Corintios 11:28 (BLA)

La verificación técnica vehicular (VTV), es en Argentina desde hace algunos años un requisito obligatorio para todos los automóviles que estén en circulación. El Estado ha obligado a que cada auto que transite por las calles del país tenga una revisión técnica anual para garantizar su confiabilidad. Especialistas evalúan ciertos parámetros básicos del auto y dan un veredicto.

Esto surgió como respuesta a una realidad que estábamos viviendo. Demasiados accidentes automovilísticos provocados por problemas mecánicos del auto encendieron el alerta para revisar un problema. Aplicaron las buenas prácticas internacionales y crearon esta ley obligatoria.

Fue complicado cambiar la mentalidad argentina de «arreglar todo con alambre» y salir a la calle con el auto como estaba, para comenzar a revisar regularmente el auto, anticiparse a los problemas mecánicos y generar mayor seguridad vial. Y aunque a muchos no les guste y les moleste pagar para hacer este control, esta ley es necesaria. Porque si nos controlan, somos mejores. Difícilmente revisaríamos los frenos o las luces del auto si no tuviéramos que pasar la VTV.

El mismo principio de seguridad es el que aplica Dios para la vida. Es sorprendente como respondemos de la misma manera a una regla de control. Queremos evadirlo. Intentamos vivir de una manera que Dios no aprueba sin sufrir las consecuencias de nuestras malas decisiones. Creemos que podemos salir a la calle espiritual con el auto de la vida sin luces ni frenos y que podemos eludir los controles policiales.

Y luego nos quejamos cuando nos sancionan por nuestras infracciones. Sin hacernos cargo de la responsabilidad que tenemos por haber decido hacer mal las cosas. Dios no es un policía que nos está esperando a la vuelta de la esquina para hacernos una infracción. Pero demanda de nosotros fidelidad, santidad y perfección. No nos demanda una verificación anual, pero nos mira cada día y a cada hora.

Por eso Pablo nos recomendaba auto controlarnos. Y en sinceridad y buena moral evaluar si estamos actuando bien o estamos actuando mal. El Espíritu Santo es el mejor alerta en estas dudas. Es quien más conciencia tiene de lo correcto y lo incorrecto. Y quien está más interesado que nadie en alertarnos de los futuros errores.

No transites por la vida con tu VTV espiritual vencida. Renova tus principios de santidad cada día.

REFLEXIÓN – Que estés siempre preparado.

Un gran abrazo y bendiciones

Dany

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