No dudes, Dios está en su Trono.

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No dudes, Dios está en su Trono.

«El año en que murió el rey Uzías vi yo al Señor sentado sobre un trono alto y sublime, y sus faldas llenaban el Templo.» Isaías 1:1 (RVR)

El rey Uzías había sido un gran rey. Reinó durante cincuenta y dos años y había hecho lo bueno delante de los ojos de Dios. Le había dado al reinado estabilidad, prosperidad, espiritualidad y unidad. Había sido un rey con fuerza y coraje. Había hecho obras increíbles de infraestructura. Había consolidado al país. Había hecho todo bien.

Su muerte fue un duro golpe para la nación. Era muy difícil superar semejante pérdida, muy complicado para reemplazar. Una pérdida así genera incertidumbre del futuro, temor al cambio, inseguridad política y económica. El pueblo comenzó a dudar e Isaías no estaba ajeno a esos sentimientos. Él también se preocupó por su futuro.

En medio de esta crisis nacional, donde no había nada seguro, Isaías encontró un ancla donde asegurar su fluctuante pensamiento. El año que murió el rey Uzías, vi yo al Señor sentado en su trono alto y sublime. Isaías pudo ver a Dios, en medio de una terrible crisis, porque Dios se mostró, porque siempre está, porque nunca está ausente. Y a partir de ese momento, hubo un cambio profundo en el profeta.

Aprendió que el sustento no estaba en la estabilidad nacional, en la seguridad publica, en la fuerza del rey, en las alianzas estratégicas. Aprendió que el verdadero sostén no está en la tierra, está en el cielo. Y en la peor crisis nacional, descubrió la grandeza y la fidelidad del Dios de los cielos, el que está sentado en Su Trono, que tiene el control y la soberanía del universo. En el Dios alto y sublime, el que está por sobre todas las cosas, el que es más excelso que la maravilla más grande.

Cuando murió el rey, Isaías levantó la mirada y encontró al Rey. Hoy también estamos en tiempos de crisis. Crisis personales, familiares, laborales, eclesiásticas, nacionales, de la región. Y el sentimiento de pesimismo y oscuridad crece día a día. Tal vez estás como Isaías, preocupado por tu futuro, incierto por lo que puede venir, dudando y temeroso.

El viejo profeta nos propone levantar la mirada y redirecciónar la confianza. Te invita a ver a Dios en su real dimensión. Dios siempre está cerca en tus momentos de crisis. Y su Soberanía se mantiene, porque Dios sigue estando sentado en su trono.

REFLEXIÓN – No dudes, Dios está en su Trono.

Un gran abrazo y bendiciones

Dany

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