El Reclamo de Abram a Dios

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El Reclamo de Abram a Dios

«Pero Abram le respondió: Señor y Dios, ¿para qué vas a darme algo, si aún sigo sin tener hijos, y el heredero de mis bienes será Eliezer de Damasco?» Génesis 15:2 (NVI)

Dios le había hecho una promesa enorme a Abram; iba a ser padre de multitudes. Y este hombre de fe le creyó a Dios. Aun contra todos los pronósticos humanos, frente a la promesa de Dios, Abram confía y le cree. Pero pasan los meses y los años, y la promesa no se cumple. Es fácil tener fe cuando la respuesta viene rápidamente. Es fácil adorar y servir cuando la vida nos sonríe. Pero no es el caso del patriarca. Demasiados días tristes y sin respuesta habían minado su ánimo.

Ya era difícil para un hombre viejo tener una descendencia importante. ¡Y ya habían pasado 10 años desde aquella promesa! No fueron cuatro días. Y cuando Dios se presenta nuevamente y le asegura que es su escudo y su bendición este hombre atormentado, no aguanta más y sin preámbulos increpa a Dios. Y le plantea crudamente su problema. Le pide lo que necesitaba. Le pide el hijo que Dios le había prometido.

Miraba su realidad, y no quería que su heredero fuera el hijo de su esclavo. Dios le había prometido algo, y no lo estaba recibiendo. Y una mezcla de enojo, frustración, dolor, tristeza, angustia y desazón explota en la voz de Abram. ¡Dame un hijo, lo prometiste!

Frente al reclamo, Dios en su infinita paciencia lo invita a salir. Cuando estamos inmersos en un problema nos cuesta ver otra cosa. Por eso el guardavidas en la piscina está siempre afuera, para poder ver quien se ahoga con objetividad. Desde dentro de la piscina sería imposible. Dios hace lo mismo con Abram y lo saca afuera. Lo saca de su entorno, de su problema, de su vida cotidiana, de mirarse el ombligo. Y lo lleva afuera. Era una noche preciosa y estrellada.

Y vuelve a decirle: Te prometí una descendencia enorme. Tan grande como las estrellas de los cielos, ¿podés contarlasí Así será tu descendencia. Estás demasiado enfocado en tus problemas, y no podés ver lo que viene. Dios quería sacarlo del remolino de su crisis para poder ver las estrellas de la promesa de Dios.

Tal vez hoy estás como Abram encerrado en tu remolino de problemas. Dios te llama afuera, que busques su presencia, que puedas reencontrarte con Él. Para que puedas ver las estrellas de las promesas de Dios.

REFLEXIÓN Hay estrellas para tu reclamo.

Un gran abrazo y bendiciones

Dany

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