Las comparaciones son odiosas. Parte 6

0

Las comparaciones son odiosas. Parte 6

«…SIGO ADELANTE A FIN DE HACER MÍA ESA PERFECCIÓN PARA LA CUAL CRISTO JESÚS PRIMERAMENTE ME HIZO SUYO» (Filipenses 3:12 NVI)

 

El apóstol Pablo no midió su progreso por la velocidad del corredor que iba en el carril de al lado. Lo que quiso decir en el versículo de arriba es ‘Yo corro siguiendo el ritmo de tambor que oigo dentro de mí, no fuera. Te animaré y ayudaré, pero nunca competiré contigo. Mi función es reconocer lo que Dios ha puesto dentro de mí y sacar el máximo provecho de ello. No te estoy persiguiendo, sólo me persigo a mí mismo.’ Al oír a las multitudes cantar «…Saúl hirió a sus miles, y David a sus diez miles» (1 Samuel 18:7), el primero no supo cómo manejarlo y arremetió contra David. Siempre habrá alguien más preparado académicamente que tú, que predica mejor que tú o que gana más dinero. Por lo tanto, sacúdete esos complejos y sé tu mismo. La Biblia dice: «El que anda entre sabios será sabio» (Proverbios 13:20).

Tus futuros éxitos dependen de tu disposición a caminar en compañía de personas grandes y triunfadoras y ser inspirado por ellas en lugar de sentirte frustrado al compararte con ellas. El espíritu competitivo de Saúl acabó por destruirlo, y también hará lo mismo contigo. Al enfrentarse al éxito de David su sucesor, el rey buscó matarlo. Pablo, por el contario hizo todo lo que pudo para formar y edificar a su sucesor Timoteo. Escucha sus palabras: «Por eso te aconsejo que avives el fuego del don de Dios que está en ti por la imposición de mis manos» (2 Timoteo 1:6). Pablo no tuvo celos de Timoteo; así lo confirma: «He peleado la buena batalla, he acabado la carrera…» (2 Timoteo 4:7). ¡La única carrera que puedes correr y ganar es la carrera personal que Dios te ha marcado!

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí