Las comparaciones son odiosas. Parte 7

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Las comparaciones son odiosas. Parte 7

«PERO DIOS NOS [LO] REVELÓ A NOSOTROS POR EL ESPÍRITU…» (1 Corintios 2:10)

El apóstol Pablo escribe: «…Cosas que ojo no vio ni oído oyó ni han subido al corazón del hombre, son las que Dios ha preparado para los que lo aman» (1 Corintios 2:9). A lo mejor piensas: ‘Esto es para el futuro.’ No es verdad; si sigues leyendo, Pablo añade: «Pero Dios nos las reveló a nosotros por el Espíritu…» (1 Corintios 2:10). Habrá personas que te inspiren y te instruyan, pero debes acudir a Dios para cerciorarte de cuál es Su llamado para tu vida y poder hacerlo realidad. Dios dijo al profeta Habacuc: «…Escribe la visión, grábala en tablas, para que pueda leerse de corrido» (Habacuc 2:2). Está bien admirar la visión de alguien o ser inspirado por él, pero debes recibir la tuya propia de parte de Dios y correr con ella. Cuando lo hagas, vivirás una vida abundante.

Dios quiere que corras la carrera siguiendo el sendero que Él te ha trazado, no haciendo las cosas como te digan los demás. No recibas instrucciones de nadie, únicamente de Él. Algunos llegan a los cuarenta, los cincuenta y hasta los sesenta sin estar conformes con quienes son. Se sienten frustrados y llenan su vida de actividad buscando sentirse realizados. El problema radica en que su meta en la vida fue llegar a ser algo que no estaba en el plan de Dios. Tienes que acudir a Dios como si fueras una casa que se dirigiera al arquitecto, y preguntarle: ‘Señor, ¿con qué materiales me hiciste? ¿Cuánto peso puedo soportar? ¿Cuál es mi función? ¿Quién tengo que ser? Muéstrame tus planes en cada etapa de mi caminar.’ Tú preguntas, Dios tiene las respuestas. Mientras sepas quién eres y quién es Dios, siempre progresarás en tu caminar por la vida.

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