Si Quieres Aumentar Tus Fuerzas, Hay Una Promesa De Dios Para Ti

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«Pero tú aumentaras mis fuerzas como las del búfalo. Seré ungido con aceite fresco.» Salmo 92:10 (RVR)

Los búfalos tienen un pelaje de color marrón oscuro durante el invierno, y uno más liviano de color marrón claro durante el verano. Llegan a medir hasta 1,80 m de alto y 3 m de largo, y pesan de 450 a 1.350 kg. Tanto el macho como la hembra tienen pequeños cuernos curvos, los cuales usan para luchar en época de celo y como defensa. Se los recuerda siempre por las películas de vaqueros.

Cuando era chico, me encantaba leer las historias de Búfalo Bill, un famoso vaquero americano. El otro día, Juan, un amigo, me compartió este texto que me hizo recordar las imágenes que veía de niño. El búfalo era un animal poderoso, imparable. Solo o en manada, era temible. Para el salmista, representaba lo mismo. Un ser poderoso y con fuerza.

En tiempos de desanimo, cuando las fuerzas faltan y hay pocas ganas de dar otro paso, necesitamos una inyección de poder. Cuando todo sonríe, es fácil ir para adelante. Pero cuando la vida se pone cuesta arriba, y cada día es más triste que el anterior, es muy difícil levantarse para dar otro paso. Y aunque sabemos que debemos hacerlo, cuesta mucho.

El salmista era un experimentado sufridor de situaciones adversas. Su vida fue un continuo intercambio de momentos de gloria y días de angustia. Y para mantener su ánimo, recurría a un remedio eterno: Dios.

Dios es quien aumenta sus fuerzas como las del búfalo. No como un perrito mojado, ni como un gatito de entrecasa. Para los días de desánimo, de bajón y de angustia, Dios promete renovar nuestras fuerzas como las del poderoso animal. Salvaje, potente, incansable, arrollador.

Y le agrega un detalle divinamente precioso, además lo unge con aceite freso. Para curar su alma lastimada, para sanar las heridas que no se ven. Para suavizar las asperezas de la vida. Poder y bálsamo. Fuerza y ungimiento tierno. Esta es la acción de Dios para el alma cansada.

Tal vez hoy no sea tu mejor día. Tal vez no estés muy animado. Dios lo entiende y lo sabe, porque nada se escapa de su atenta y amorosa mirada. Y para ayudarte a pasar el mal momento, Él promete darte el doble remedio divino: poder y bálsamo. No bajes los brazos. No tires la toalla. Dios está cerca.

REFLEXIÓN – Dios te hace como un búfalo.

Un gran abrazo y bendiciones

Dany

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