La Importancia Vital Del Amor De Los Padres – Parte 4

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hogar-de-Dios-casa-de-Dios«Y AMÓ ISAAC A ESAÚ. PERO REBECA AMABA A JACOB» (Génesis 25:28)

La Importancia Vital Del Amor De Los Padres – Parte 4

Escribió el profeta: «Nuestros padres pecaron. pero nosotros llevamos su castigo» (Lamentaciones 5:7). ¡No existe mayor responsabilidad que la de ser padres! Aunque tengáis fallos y limitaciones, Dios ha puesto en vuestras manos una gran herramienta: el poder moldear a la generación venidera. Ningún éxito o fracaso profesional es comparable al éxito o fracaso como padres. Cuando los padres fallan, con frecuencia los hijos pagan esos errores. Muchos hemos contemplado embelesados a nuestro hijo recién nacido en la cuna y orado: ‘Señor, aunque me equivoque en otras cosas, no permitas que falle como padre.’ La respuesta a esa oración conlleva tres compromisos de tu parte.
Primero: inversión total en tus hijos. Eso va a requerir estar presente en sus deportes, sus estudios y sus actividades sociales -aunque estés muy cansado- y jugar un papel activo en los desafíos espirituales, emocionales y educativos a los que se van a enfrentar.

Segundo: aceptarlos incondicionalmente. Significa que aunque no lleguen a ser lo que tú esperabas, siempre los vas a apoyar sin reservas, pues están cumpliendo el destino designado por Dios para ellos.

Tercero: ánimo constante. Ya sea que ganen o pierdan, que acierten o se equivoquen, que den buena imagen de ti o te avergüencen, tú les vas a comprender, consolar y alentar, a fin de que sean conscientes del potencial que Dios les ha dado. Déjales saber que nunca los vas a rechazar, pase lo que pase.’ ¿Y qué hacer si ya es demasiado tarde, si los hijos se han descarriado, o si sabemos que hemos fracasado como padresí Reconoce tus errores delante de Dios -y de ellos. Saben que has fallado y a ellos no les cuesta perdonar. Pídele a Dios que te cambie a ti y a ellos, y cree que se cumplirá. Dios ha prometido que te «restituirá los años.» que te han robado los errores o el descuido de tus hijos (véase Joel 2:25).

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