Denuncio el pecado

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el pecado y la tentacionDenuncio el pecado

“Bienaventurado el varón que soporta la tentación; porque cuando haya resistido la prueba, recibirá la corona de vida, que Dios ha prometido a los que le aman. Cuando alguno es tentado, no diga que es tentado de parte de Dios; porque Dios no puede ser tentado por el mal, ni él tienta a nadie; sino que cada uno es tentado, cuando de su propia concupiscencia es atraído y seducido. Entonces la concupiscencia, después que ha concebido, da a luz el pecado; y el pecado, siendo consumado, da a luz la muerte. Amados hermanos míos, no erréis. Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación. El, de su voluntad, nos hizo nacer por la palabra de verdad, para que seamos primicias de sus criaturas.” Santiago 1:12-18

Si hermanos; quiero denunciar el pecado, en primer lugar denuncio el pecado en mi vida, aunque confieso también que hago todo lo que puedo para vivir en forma que agrada a Dios; he decidido vivir en santidad. Es decir, quiero ser un hombre que busque andar en santidad, ¿qué quiere decir esto? quiero transitar el camino de la santidad, este es el que nos lleva sencillamente a apartarnos de las cosas que no agradan a Dios.

Denuncio que el pecado está propicio, siempre, a poner trampa, se esconde de manera que a veces no le vemos, nos confundimos y hasta nos equivocamos pensando que es bueno.

Denuncio que en la Iglesia hay pecado, escondido, camuflado, personas que consiente e inconscientemente, dan lugar y usan la casa de Dios para sembrar el pecado.

Denuncio que hay personas que vienen a la Iglesia a promover sus más bajos instintos, pretenden seducir, mintiendo y abusando de personas que de verdad vienen a buscar a Dios con sinceridad.
Denuncio que hemos sido demasiados considerados y hemos dado lugar a esto, no defendiendo la casa de Dios y sus hijos.

Denuncio al pecado en todas sus formas y deseo descubrirlo para poder deshacerme y deshacernos de él.
Declaro que si no hacemos algo al respecto nuestra vida será reducida a sólo instintos pecaminosos, que tienen por obra reducirnos a la frustración.

No sólo denuncio al pecado sino que sé por la palabra de Dios en qué forma se mete en nosotros y voy hoy a describirlo.

La corona en la mente.

He descubierto por la Palabra de que manera pecamos.
Está claro que Dios no nos tienta, porque el mismo no puede ser tentado por el mal así dice el texto en Santiago que leímos al principio.
Sino que cuando nuestros deseos (que se manifiestan en nuestra mente primeramente) se ponen en marcha, nos lleva al grado de cometer las acciones que no queremos pero…. que deseamos. ¿Porque las deseamosí por que las hemos realizado en nuestra mente primeramente, esto es el deseo.

En nuestra mente se posa una corona que reina y domina el nuestro pensamiento. Es algo así que nos ponemos las coronas y nos vestimos de ellas y estas gobiernan nuestros pensamientos.

Mire, me voy a poner una corona: Estuve pensando que este hermanito últimamente me ha estado mirando mal, ¿qué le habré hecho yo a él? Ahhhh, si ahora me acuerdo que hace una semanas, ocurrió que…. Y empezamos a inflar la rueda. Usted ya no puede pensar en forma clara. Ya tiene la corona de la discordia puesta.
¿Otro ejemplo? Claro si que de esto tengo para hacer dulce mi amigo.

Para los varones; los mensajes de la propaganda nos dicen que las mujeres bellas son tales o cuales, comenzamos a mirar en la internet y que paso, buscamos, buscamos y no nos satisfacemos ¿y por qué?, porque es mentira. Usted ya tiene la corona de la lujuria puesta. No le dejará pensar más hasta que usted no realice eso y busca realizar algo de lo cual usted ha hecho con sus pensamientos y está viendo con sus ojos.
De la realización de nuestra mente hasta la realización del hecho hay un solo paso que es la oportunidad de hacerlo.

Pero no todo tiene que ver con pecado sexuales, mire esta coronita que tengo aquí.
Usted comienza a discutir con su esposa amada y que pasa, ya se puso la corona de la discordia matrimonial de las miles de palabras que se han dicho las últimas semanas y claro va a discutir por semanas enteras.

Aquí va otra mire: Usted tiene que hacer las cuentas y conoce la forma de mentir engañar y robar y se pone la corona de la mentira que dice: “ No soy un tonto si todos roban yo también”

Estas coronas son demoniacas, los demonios hacen de ellas herramientas increíbles para que el hombre este atada a ellas.

Son no solos demonios sino actúan como espíritus que tienen un nombre que por lo general se llaman como lo que generan.
Espíritu de mentira, temor, maldad, basura sexual, etc.

Entonces estos se posicionan en lugares estratégicos, no solo en vuestra mente sino en vuestra casa, en vuestras computadoras, en el lugar de trabajo, etc.

¿Qué hacer?

Sáquese la corona de porquería que tiene en la cabeza. Deje de culpar al mundo de la basura que usted mismo se ha puesto en la cabeza.

Mire lo que le voy a decir: Si usted está haciendo algo que no es la voluntad de Dios, no le busque más la vuelta al asunto, arrepiéntase, sáquese la corona de rebeldía y póngase una corona de santidad.
Este pasaje nos abre un camino en la oscuridad. 

“No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta. Ro 12:2 

No se conforme, o mejor dicho no se deje conformar por la corona que le está intentando posarse en su cabeza.
Transforme dando lugar al entendimiento por medio de una corona de Justicia, santidad y verdad.

Mire la voluntad del Padre y renuncie a la suya este paso es sumamente importante para poder tener un verdadero cambio.

Mentes atadas

Yo sé que hay hoy mentes atadas y tan atadas que tienen la corona soldad en la cabeza. Desate ese pensamiento venenos. Usted tiene un Tsunami de basura en su mente. Deseche esos espíritus de maldad de su mente que pretende gobernar sus pensamientos y actos. Rechácelos y póngase una corona de la palabra de Dios. Que de paso le hará muy bello a los ojos de Dios.

Pastor José Luis Malnis

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