El Síndrome de la Ciudad de Jericó

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muros-de-jerico«AHORA, JERICÓ ESTABA CERRADA, BIEN CERRADA… NADIE ENTRABA NI SALÍA.» Josué 6:1

No Permitas El Síndrome de Jericó

La Biblia dice: «Jacob se quedó solo» (Génesis 32:24). No dice que quisiera estar así o que le agradara estar así; dice que se quedó solo. Cuando eso te ocurre a ti, puede ser devastador. Y te puede llevar a padecer del «Síndrome de Jericó». ¿En qué consiste? Escucha:
«Ahora, Jericó estaba cerrada, bien cerrada… nadie entraba ni  salía» (Josué 6:1). Estás bloqueado emocionalmente. Tienes temor de abrirte o dejar que alguien se acerque a ti. Has construido un muro alrededor de ti para no volver a ser herido. Pero entiende: ese muro puede aprisionarte, y también a los que te rodean. Puedes casarte en Jericó, pronunciar los votos, llevar el vestido, cambiar los anillos, ir de luna de miel y aún así tener la muralla levantada: «Si me deja, estoy lista. Tengo una cuenta bancaria de la que no le hablé. Tengo un plan de emergencia por si las cosas no funcionan.»

Jesús dijo que: «El hombre se unirá a su mujer …» (Mateo 19:5). ¿Pero cómo te vas a unir si no se te puede tocar porque hay un muro de amargura, temor y desconfianza? Pablo escribe que el amor siempre busca lo mejor (Ver 1 Corintios 13:4-8). ¡Es hora de un exorcismo! Tienes que echar fuera a los fantasmas de ayer si quieres tener la esperanza de un futuro verdadero juntos. Deja ya de revivir tu pasado y entrégaselo al Señor. Él es el restaurador de muros, el restablecedor de comunicaciones, el impulsor de la autoestima, el sanador de los corazones doloridos y de las relaciones rotas. Él puede ayudarte a vivir y a amar otra vez; ¡sólo tienes que volverte a Él!

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