El dejar de preocuparse según la Biblia

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hombre-preocupado-biblia«FÍATE DEL SEÑOR DE TODO TU CORAZÓN, Y NO TE APOYES EN TU PROPIA PRUDENCIA.» (Proverbios 3:5)

La Preocupación según la Biblia

Un amigo mío a quien habían operado, tuvo que andar con muletas durante unos meses. ¡Vaya desafío!

A veces te lo encontrabas respirando con dificultad después de subir las escaleras. Cuando le mirabas las manos, a menudo estaban rojas e inflamadas. Apoyarse en unas muletas puede ser agotador, ¡gual que apoyarte en tu propia prudencia!

Si de verdad quieres tener un mal día, entonces ¡excluye a Dios! Intenta solucionar las cosas usando tus mejores razonamientos. Agota todas las posibilidades.

Cuando te encuentres en un callejón sin salida, da la vuelta y métete en otro. Cuando eso no funcione, intenta usar un poco de manipulación, y después un poco de pánico.¡Ahora mira hacia atrás y observa donde has estado!

¿Sabes una cosa? Algunos de nosotros albergamos un amor secreto hacia la preocupación. Cuando una inquietud se ha ido, enseguida la reemplazamos por otra.

Siempre hay un montón de ellas haciendo cola a la puerta, dispuestas a entrar. Nos complacemos en hospedarlas. Son nuestras compañeras mentales y emocionales. Pero Jesús dice que son una pérdida de tiempo. ¿Por qué? Porque la preocupación ocupa tu mente y te impide disfrutar lo que tienes (Ver Mateo 6:25).

Pablo escribe:

(a) «Por nada estéis afanosos,

(b) sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios…

(c) con acción de gracias.

(d) Y la paz de Dios… guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos…» (Filipenses 4:6,7).

Tener preocupaciones es asumir responsabilidades que no te incumben. La verdad es que Dios nunca quiso que las manejaras – porque son suyas. ¡Así que, entrégaselas a Él hoy!

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