Sé un pacificador bienaventurado – Parte 1

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la-paloma-de-la-paz«BIENAVENTURADOS LOS PACIFICADORES…» (Mateo 5:9)

Sé un pacificador bienaventurado – Parte 1

Si quieres la bendición de Dios, ¡hazte un pacificador! Jesús no dijo:

«Bienaventurados los que aman la paz», porque todos amamos la paz, ni tampoco:

«Bienaventurados los pacíficos», los que no se inmutan por nada. No, Él dijo:

«Bienaventurados los pacificadores.» (Mateo 5:9). Éstos son escasos ¡porque hacer la paz cuesta mucho! Pero merece la pena. Siempre vale la pena restaurar las relaciones. Dios quiere que valoremos nuestras relaciones en vez de deshacernos de ellas cada vez que haya un problema. Pablo escribió: «.si hay algún consuelo en Cristo, si algún estímulo de amor, si alguna comunión del Espíritu. sintiendo lo mismo, teniendo el mismo amor, unánimes, sintiendo una misma cosa» (Filipenses 2:1,2).

Tu capacidad de llevarte bien con otros es una señal de madurez espiritual. Dios quiere que su familia sea conocida por su mutuo amor. Las relaciones rotas son un testimonio muy negativo para los demás. Por eso Pablo se sintió avergonzado cuando los miembros de la congregación en Corinto comenzaron a dividirse en facciones «en guerra», hasta unos llevando a otros a juicio. Escribió:

«Para avergonzaros lo digo. Pues qué, ¿no hay entre vosotros ni uno solo que sea sabio para poder juzgar entre sus hermanosí» (1 Corintios 6:5). Estaba escandalizado al ver que no había nadie lo bastante maduro para resolver el conflicto de forma pacífica. Por lo tanto, en la misma carta escribió: «…Os ruego, pues… que no haya entre vosotros divisiones…» (1 Corintios 1:10). ¡Y esa orden nunca ha sido revocada!

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